Colegio San José Barranquilla

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El Mensaje del Domingo 10 de Mayo

El Mensaje del Domingo VI de Pascua  Ciclo B Por: Gabriel Jaime Pérez, S.J. En la última cena Jesús les dijo a sus discípulos: “Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí; permanezcan, pues, en el amor que les tengo. Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo obedezco los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les hablo así para que se alegren conmigo y su alegría sea completa. Mi mandamiento es este: Que se amen unos a otros como yo los he amado a ustedes. El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos, porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho. Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los he escogido a ustedes y les he encargado que vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre. Esto, pues, es lo que les mando: Que se amen unos a otros (Juan 15, 9-17) El Evangelio nos trae hoy el mandamiento que Jesús les dio a sus primeros discípulos durante la cena en la cual instituyó la Eucaristía. Este mandamiento, que aparece tres veces indicado explícitamente en el Evangelio de Juan (13, 34; 15, 12; 15, 17) constituye el núcleo de las enseñanzas de Jesucristo. Ahondemos en su significado, teniendo también en cuenta los demás lecturas de este domingo [Hechos de los Apóstoles 10, 25-26.34-35.44-48; Salmo 98 (97), 26b-28.30-32; 1ª Juan 4, 7-10]. 1. “Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí” El significado del mandamiento del amor -Ámense los unos a los otros como yo los he amado- nos remite ante todo a la vivencia de Dios como un Padre que nos ama infinitamente, y que a través de su Hijo nos comunica lo que es Él mismo en su propia esencia: “Dios es amor”, dice el mismo apóstol y evangelista Juan en la segunda lectura, no dando una definición -porque el Infinito no puede ser definido-, sino intentando expresar así lo que en el lenguaje humano puede describir mejor el ser de Dios que se manifiesta en su acción salvadora. Toda la vida terrena de Jesús fue una revelación de la acción salvadora de Dios como la de un Padre amoroso, misericordioso, compasivo, bondadoso, completamente distinto de la imagen lejana y regañona que suelen presentar quienes conciben la relación del Creador con sus criaturas como la de un amo que oprime a sus esclavos. Lo que Jesús les dice a sus discípulos al emplear la contraposición entre los siervos y los amigos, implica en este sentido una elección que es iniciativa suya y no nuestra: “Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los escogí a ustedes”. Es la misma idea expresada en la segunda lectura: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo…”. 2. “No los llamo siervos… Los llamo mis amigos” En Jesús se manifiesta la cercanía de Dios como amigo, sin exclusiones ni discriminaciones, tal como nos lo muestra la primera lectura en el relato del bautismo del capitán romano Cornelio, quien siendo de una raza y nación distintas de la judía, fue recibido por el apóstol Pedro, en nombre del mismo Jesús y del Espíritu Santo, en la primera comunidad cristiana. Por otra parte, la explicación que en el Evangelio les da Jesús a sus apóstoles acerca de la forma en que Él se relaciona con ellos nos remite a la comunicación que se da entre los amigos: “El siervo no sabe lo que hace su amo. Yo los llamo mis amigos porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho”. En otras palabras: entre los verdaderos amigos no hay secretos, trastiendas, recovecos ni tapujos, sino una transparencia total que le permite a cada cual conocer y reconocer al otro como es. Así se nos manifiesta Dios en Jesucristo, y así espera Él que nosotros le correspondamos. San Ignacio de Loyola escribió en sus Ejercicios Espirituales que “el amor consiste en la comunicación de las dos partes”, es decir, en dar y comunicar el uno al otro todo lo que tiene, sin reservarse nada, superando completamente cualquier forma de egoísmo. Por eso cuando Jesús llama “amigos” a sus primeros discípulos -y a través de ellos también lo hace con cada uno de nosotros-, nos está invitando a corresponder de esa manera a lo que Él nos ha entregado: ¡nada menos que su propia vida! 3. Mi mandamiento éste: que se amen unos a otros como yo los he amado…” Nuestra respuesta a Dios que es Amor y que se nos ha manifestado personalmente en Jesucristo, consiste en amarnos unos a otros. A primera vista esto no parece lógico. Uno supondría que la respuesta al amor de Dios es amarlo a Él sobre todas las cosas, y punto. Pero resulta que, aunque Él mismo se ha revelado en Jesucristo y está cerca y hasta dentro de nosotros por su Espíritu Santo, no lo vemos, y en cambio a nuestros prójimos los tenemos a la vista constantemente. Por otra parte, ¿qué mejor muestra de amor a un padre o a una madre que amar y respetar a sus hijos e hijas? Por eso es perfectamente lógico que amarnos unos a otros como Dios mismo en la persona de Jesús nos ha mostrado que nos ama, sea la única forma válida de nuestra correspondencia al amor de Dios. Hoy, segundo domingo del mes dedicado especialmente en la Iglesia Católica a la veneración de la Virgen María, celebramos el Día de la Madre. El lenguaje bíblico emplea la imagen de la madre

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Participación en el Torneo Copa Bilingüe – Colegio Bilingüe de Valledupar 2015

Por: Ma. Claudia Echeverría – Coordinadora Bienestar de Preescolar Los días 24 y 25 de abril se desarrolló en el colegio Bilingüe de Valledupar el Torneo Copa Bilingüe, nuestro semillero de natación puso en práctica lo aprendido en las clases curriculares y extracurriculares. Este equipo está conformado por estudiantes del Colegio San José. Fue tan limpio el estilo de nado de nuestros deportistas que, el nadador en formación Sebastián Salazar Coronel de Transición B quien obtuvo 4 medallas de oro en pruebas individuales y una medalla de oro en relevo, fue entrevistado por El Diario El Pilón. Resaltamos el compromiso de estos niños quienes aprenden a manejar su tiempo libre, aprendiendo a combinarlo con el estudio, siendo responsables en cada una de las actividades con las cuales se han comprometido. Se obtuvo el siguiente cuadro de medallas: Preescolar Isaac Valdeblanquez Transición D Libre medalla de plata Espalda de bronce Relevo plata Samuel Barros Transición A Plata patada de libre con tabla Bronce en patada de espalda con tabla Thomas Arrieta Transición A Oro en libre 25mts Oro en libre con tabla 25 mts Oro en espalda 25 mts Oro en espalda con tabla 25 mts Héctor Gaviria Transición B Oro en libre 25 Oro en patada de libre con tabla Oro en espalda con tabla Plata en espalda Plata en relevo Juan José Parra Transición A Medalla de bronce en patada libre con tabla. Carlos Daniel Perez Transición B Plata en espalda con tabla Bronce en relevo Daniel Eduardo Gomez Transición A Bronce en patada de libre con tabla Bronce libre 25metros Bronce patada de espalda Bronce relevo Juan David Chaparro Transición A Patada de libre con tabla plata Libre completo oro Patada de espalda con tabla plata Espalda completa plata Relevo plata Sebastián Salazar Coronel Transición B Oro en patada de libre Oro en libre completo Oro en Patada de espalda Oro en espalda completa Plata en relevo Tito Ardila Kínder 5 A Plata en patada de libre Oro en espalda con tabla Plata en espalda Laura Sofía Gómez kínder 5 D Diploma por desempeño deportivo Manuel Fernández Transición C Diploma por desempeño deportivo Maria Claudia Fernández Transición A Plata en patada de espalda Plata en libre Bronces en espalda Miguel Fernández Transición B Bronce en espalda de espalda Gabriel San Juan Transición B Diploma por desempeño deportivo Sergio Giraldo kínder 5 A Diploma de participación Bronces en espalda Sara Haag de Transición B Diploma de participación

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Acto de Reconocimientos Académicos 2015

Por: Martha Delgado – Extensión Académica. El día jueves 16 de abril, se realizó en el Salón Múltiple San José Pignatelli, un acto en el que se buscaba hacer un reconocimiento a la excelencia de aquellos (as) estudiantes destacados a nivel académico durante el tercer período del año 2014 – 2015. La presentación del acto estuvo a cargo de los estudiantes Juliana Gomez Vieda de 6to grado, y Juan Sebastián Lopez Salcedo de 7mo grado. Inicialmente, el P. Carlos Alberto Cardona, Director Académico de nuestra Institución dirigió unas palabras a los y las estudiantes presentes en el acto, de 5° a 11° grado, en el cual buscó invitar a los estudiantes a que continúen en la búsqueda de la excelencia con cada acción que realicen en sus vidas. Seguidamente, se hizo entrega de un diploma en el cual se reconoció a los y las estudiantes de 1° a 11° grado que obtuvieron un desempeño superior en el consolidado de todas sus asignaturas durante el tercer período académico. Como se ha hecho en los últimos dos años, se escogieron los 3 mejores desempeños de cada grado, quienes son llamados durante el Acto para pasar al frente y recibir su diploma. Los y las estudiantes que se han destacado por su participación en actividades extracurriculares intercolegiales, académicas o culturales, también tuvieron la oportunidad de recibir un reconocimiento por parte de sus compañeros. Durante el tercer período académico, más de 20 estudiantes de 6° a 11° grado tuvieron la oportunidad de participar en diferentes Modelos de la Organización de las Naciones Unidas, actividades académicas organizadas por Colegios de la región y a nivel nacional. Por otro lado, más de 150 estudiantes de nuestra Institución participaron en el VII Congreso Intercolegial de Filosofía, como parte del Staff (Logística, Prensa, Académico), o presentando ponencias y participando activamente durante el evento. La presentación cultural del acto estuvo a cargo de la estudiante de 2do grado, María Juliana López Salcedo, quien interpretó la canción “Quiero que te quedes” de la artista colombiana Adriana Lucía. Posteriormente, como líder orientador de nuestra comunidad educativa el padre Gabriel Jaime Pérez, Rector del colegio San José, dirigió unas palabras a los presentes para motivarlos a seguir en la búsqueda de la excelencia que requiere del valor de la constancia, es decir, de la lucha esmerada hasta el final. Además, el P. Gabriel Jaime hizo un reconocimiento especial a aquellos (as) estudiantes que por su dedicación, motivación y compromiso han representado al Colegio San José en las actividades intercolegiales, ya que gracias a ellos (as) nuestra Institución ha tenido una excelente participación en dichas actividades. Fue el P. Gabriel Jaime Pérez SJ, quien hizo entrega de los botones bañados en oro con el escudo del Colegio San José, a los estudiantes que obtuvieron los mejores resultados a nivel académico tanto en la sección de primaria, como en la de bachillerato. En esta ocasión, fueron reconocidos las estudiantes María Juliana Lopez Salcedo de 2° grado por la sección primaria, y Daniella Marie Sánchez Navarro de 7° grado en la sección de bachillerato. Nos permitimos adjuntar la lista de los y las estudiantes que participaron en el Acto de Reconocimientos Académicos.

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El Mensaje del Domingo 19 de Abril

El Mensaje del Domingo III de Pascua  Ciclo B Por: Gabriel Jaime Pérez, S.J. Después del encuentro de Jesús resucitado con sus dos discípulos que se dirigían a Emaús, éstos les contaron a los demás lo que les había pasado en el camino, y cómo lo reconocieron cuando partió el pan. Estaban todavía hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludó diciendo: -Paz a ustedes. Ellos se asustaron mucho, pensando que estaban viendo un espíritu. Pero Jesús les dijo: -¿Por qué están asustados? ¿Por qué tienen esas dudas en su corazón? Miren mis manos y mis pies. Soy yo mismo. Tóquenme y vean: un espíritu no tiene carne ni huesos, como ustedes ven que tengo yo. Al decirles esto, les enseñó las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les preguntó: -¿Tienen aquí algo que comer? Le dieron un pedazo de pescado asado, y él lo aceptó y lo comió en su presencia. Luego les dijo: -Lo que me ha pasado es aquello que les anuncié cuando estaba todavía con ustedes: que había de cumplirse todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos. Entonces hizo que entendieran las Escrituras, y les dijo: -Está escrito que el Mesías tenía que morir, y resucitar al tercer día, y que en su nombre se anunciará a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que él les perdone sus pecados. Comenzando desde Jerusalén, ustedes deben dar testimonio de estas cosas. (Lucas 24, 35-48). Las lecturas de este domingo [Hechos de los Apóstoles 3, 13-15.17-19), Salmo 5 (4), 1ª Carta de Juan 2, 1-5ª y Evangelio según san Lucas 24, 35-48] nos invitan a meditar sobre el mensaje central de nuestra fe: Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, Dios hecho hombre, está vivo después de su muerte en la cruz y se hace presente en medio de nosotros por su Espíritu, iluminándonos para que comprendamos su obra salvadora y animándonos a dar testimonio de ella. Meditemos especialmente en el Evangelio y apliquémoslo a nuestra existencia cotidiana, teniendo en cuenta también los otros textos bíblicos. “Contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo lo reconocieron cuando partió el pan” Los dos discípulos a quienes Cristo resucitado les había salido al encuentro cuando caminaban hacia la aldea de Emaús, uno llamado Cleofás y el otro seguramente el mismo evangelista Lucas (24, 13-34), no habían hecho parte del grupo inicial de los doce apóstoles pero sí pertenecían al grupo más amplio de sus seguidores. Ellos habían reconocido su presencia precisamente en la acción de partir el pan, el mismo gesto que su Maestro antes de morir había dicho que fuera repetido en memoria suya. Fueron de prisa a contar a los apóstoles y demás discípulos y discípulas que estaban en Jerusalén la experiencia pascual que habían tenido, y se encontraron con que también en esta primera comunidad, en la que se destaca a Simón Pedro, existía ya la certeza de la resurrección de Jesús. El término bíblico “partir del pan” se refiere a la Eucaristía. Cada vez que se repite en el momento de la consagración del pan y del vino aquello que Jesús dijo a sus primeros discípulos que hicieran en conmemoración suya, no sólo recordamos lo que Él mismo realizó, sino que se actualiza para nosotros su misterio pascual, es decir, su único sacrificio redentor y su paso de la muerte a la vida, una vida nueva que se hace presente en medio de nosotros y que en la comunión nos alimenta espiritualmente para que podamos continuar el camino de nuestra existencia renovados y plenos de esperanza. “Entonces hizo que entendieran las Escrituras” Aquellos discípulos que se dirigían a Emaús habían sido ilustrados en el camino por el propio Jesús resucitado, para comprender el sentido de las profecías que en el Antiguo Testamento se referían al Mesías prometido. Ahora reciben una ilustración similar todos los miembros de aquella primera comunidad conformada por sus apóstoles y sus demás discípulos y discípulas. ¿En qué radica dicho sentido? En que el Mesías tenía qué padecer y morir para resucitar, como lo indica el Evangelio y lo dice asimismo Pedro en su discurso presentado por la primera lectura de hoy. Justamente en ello consiste el misterio pascual de Jesucristo: en su paso por la muerte de cruz para resucitar a una vida nueva y gloriosa. No buscando el sufrimiento por sí mismo, sino asumiéndolo como la consecuencia de haberse entregado plenamente al servicio del Reino de Dios Padre, un reino de justicia, de amor y de paz en beneficio de toda la humanidad, empezando por los excluidos, los rechazados, los marginados. Su cruz fue así el testimonio de la solidaridad completa de Dios hecho hombre con todas las víctimas de la injusticia y de la violencia, para abrirnos a todos, si nos identificamos con Él y nos solidarizamos también con ellas, a la esperanza activa en un porvenir de vida gozosa y sin fin. “Ustedes deben dar testimonio de estas cosas” Cuando Jesús resucitado pronuncia estas palabras, les está dando a sus primeros discípulos la misión de proclamar su resurrección no sólo de palabra, sino también y ante todo con los hechos. “En esto reconocerán todos que ustedes son mis discípulos: en que se aman los unos a los otros”, les había dicho en la última cena, como nos lo cuenta el Evangelio según san Juan. Y en la 2ª lectura, tomada de la 1ª Carta de Juan, su autor escribe: “para quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él”. “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección…”, decimos en la Misa después de la consagración del pan y del vino. Este anuncio y esta proclamación del misterio pascual de Cristo tenemos que manifestarlo con el

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El Mensaje del Domingo 12 de Abril

El Mensaje del Domingo II de Pascua  Ciclo B Por: Gabriel Jaime Pérez, S.J. Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «La paz esté con ustedes». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo». Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos». Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo». A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «La paz esté con ustedes». Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente». Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto». Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos.  Éstos se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre. (Juan 20, 19-31). Las lecturas bíblicas de este domingo (Hechos de los Apóstoles 4, 32-35, Salmo 118  [117], 1ª Carta de san Juan 5, 1-6 y Evangelio según san Juan, 20, 19-31), nos invitan a expresar nuestra fe en la resurrección de Jesús, a dar un testimonio alegre de esperanza y a construir una comunidad de amor en coherencia con lo que creemos y esperamos. “Dichosos los que creen sin haber visto” Las apariciones de Jesús resucitado narradas en los Evangelios son experiencias de fe que se sitúan en un nivel distinto del físico. Si bien los evangelistas emplean imágenes que se refieren a los hechos de ver, oír y tocar, la realidad a la que se refieren es de orden espiritual. Por eso muestran a Jesús resucitado entrando en un recinto con las puertas cerradas y realizando acciones que les permitan a sus discípulos reconocerlo en su vida nueva, diferente de la que tenía antes de su muerte, no ligada a la materia ni al espacio ni al tiempo. Y las señales dejadas por los clavos y la lanza significan que es el mismo que murió en la cruz. En este sentido, la frase final de Jesús a Tomás –Dichosos los que creen sin haber visto (Juan 20, 29)- viene dirigida a nosotros como una invitación a creer sin exigir pruebas de laboratorio propias de las ciencias físicas y químicas, reconociendo la presencia de Cristo resucitado en su nueva realidad espiritual. Movidos por esta fe, podemos decir como lo hacemos ante la consagración eucarística del pan y del vino: Señor mío y Dios mío. “Todo el que ha nacido de Dios vence al mundo” – “La paz esté con ustedes” En el lenguaje propio de los escritos bíblicos llamados “joánicos”, que son el cuarto Evangelio, las tres cartas de Juan y el Apocalipsis, el “mundo” significa las fuerzas del mal que se oponen a Dios. En este mismo lenguaje, la expresión nacido de Dios se refiere al sacramento del Bautismo, por el cual entramos a participar del misterio pascual de Jesús, consistente en el paso a una vida nueva no ligada a lo material, sino perteneciente al orden espiritual. Por ello la frase de la 1ª Carta de san Juan que dice todo el que ha nacido de Dios vence al mundo es una invitación a la esperanza en que, a pesar de todas las fuerzas del mal que nos rodean, si procuramos vivir como hijos de Dios somos capaces de triunfar sobre ellas gracias a su misericordia revelada en Jesús y al poder renovador del Espíritu santo En este mismo sentido, es un mensaje de esperanza el saludo de Cristo resucitado que encontramos tres veces en el Evangelio de hoy: La paz esté con ustedes. Este mismo saludo, dado por quien preside la Eucaristía y comunicado entre todos los que en ella participan inmediatamente antes de la comunión, tiene un significado especial en medio de las múltiples formas de violencia y que llenan de dolor a tantas personas y las sumen en el miedo, como sucedió inicialmente con los primeros discípulos después de los hechos sangrientos del Calvario (Juan 20, 19). Desde la fe en Jesucristo resucitado que vive y está presente entre nosotros, quienes creemos en Él expresamos la esperanza en un porvenir de paz, sobre la base de la convivencia justa y solidaria de todos como hermanos. Y la paz que nos da Cristo resucitado y que nos deseamos mutuamente es la que proviene de la reconciliación con Dios y entre nosotros, como resultado del perdón pedido y concedido gracias al Espíritu Santo que Él nos comunica: Exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: ‘Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados” (Juan 20, 22-23). El II Domingo de Pascua fue precisamente proclamado por el Papa san Juan Pablo II en el año 2000 como el de la Divina Misericordia, acogiendo la propuesta de una religiosa polaca a quien él había canonizado en ese mismo año: Santa Faustina Kowalska, quien recibió revelaciones místicas en las que Jesús le mostró su corazón, fuente de misericordia. El Papa Juan Pablo II le

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EL MENSAJE DEL DOMINGO 5 DE ABRIL

EL MENSAJE DEL DOMINGO 5 DE ABRIL –  DOMINGO DE RESURRECCIÓN Por Gabriel Jaime Pérez SJ .  El primer día de Ila semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro; y vio quitada la piedra que tapaba la entrada. Entonces se fue corriendo a donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús quería mucho, y les dijo: -¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto! Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Los dos iban corriendo juntos; pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se agachó a mirar, y vio allí las vendas, pero no entró. Detrás de él llegó Simón Pedro, y entró en el sepulcro. Él también vio allí las vendas; y además vio que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó. Pues todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que resucitar (Juan 20, 1-9). La Pascua, el paso de la muerte a la vida, el acontecimiento de la Resurrección de Jesucristo es la más importante y alegre de todas las celebraciones de nuestra fe. Comienza en la noche del sábado santo con el rito del encendimiento del cirio pascual que representa a Jesús resucitado, luz del mundo, principio y fin de la historia -Alfa y Omega-. En la liturgia de esta misma noche, la bendición del agua evoca el sacramento del Bautismo por el cual hemos renacido a una vida nueva en Cristo, y la Eucaristía manifiesta la presencia real y la acción salvadora del Señor que nos alimenta espiritualmente con su vida resucitada. En la siguiente reflexión me referiré a las lecturas bíblicas de la Misa del Día correspondiente al Domingo de Resurrección: Hechos de los Apóstoles 10, 34-43, Carta de San Pablo a los Colosenses 3, 1-4 y Evangelio según san Juan 20, 1-9. Los discípulos de Jesús encuentran el sepulcro vacío Lo primero que experimentan los discípulos de Jesús después de su muerte es que no está allí donde han ido a buscar su cuerpo. “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”, dice María Magdalena. En todos los relatos relacionados con la resurrección de Cristo en los cuatro Evangelios, lo primero que se presenta es la experiencia del sepulcro vacío, y a su vez son las mujeres las primeras en notar esta ausencia, verificada luego por los demás discípulos. Ellas eran las que se habían encargado de embalsamar el cuerpo de Jesús, y no habían alcanzado a terminar su labor en la tarde del viernes por haber comenzado desde las seis el descanso sabático. El mensaje del sepulcro vacío consiste en una invitación a no buscar al Señor en la tumba, es decir, en el lugar destinado a los muertos, pues no está allí. Sólo se le puede encontrar en otra dimensión distinta de la física o material, y esto es precisamente lo que constituye el sentido de la fe de los primeros discípulos, expresada en la frase sugestiva del relato de Juan, “el otro discípulo” que, después de María Magdalena, llegó con Simón Pedro al sepulcro: “vio… y creyó”. ¿Qué vio? Un sudario, unas vendas y el sepulcro vacío. ¿Qué creyó? Lo que Jesús ya les había anunciado antes de su muerte: que iba a resucitar.        Jesucristo resucitado se manifiesta a sus discípulos  El libro de los Hechos de los Apóstoles, escrito por el mismo evangelista en el que hallamos la pregunta “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?” (Lucas 24, 5b), nos remite a la experiencia que tuvieron los primeros discípulos de Jesús, ya no de su ausencia del sepulcro, sino de su presencia resucitada: “Dios lo resucitó al tercer día e hizo que se nos apareciera a nosotros”, dice Simón Pedro en su discurso (1ª lectura). Esta experiencia se da especialmente en la celebración de la Eucaristía: “Nosotros comimos y bebimos con Él después de su resurrección”. Cuando los primeros discípulos de Jesús se reúnen para compartir el pan y el vino en memoria suya, experimentan su presencia resucitada, distinta de la física anterior a su muerte. Es una presencia espiritual que corresponde a una dimensión trascendente. Si bien la experiencia pascual de aquellos primeros discípulos tuvo unas características especiales, algo similar ocurre para nosotros cuando celebramos la Eucaristía: Jesucristo resucitado se hace presente en el sacramento de su cuerpo y sangre gloriosos, que nos alimenta espiritualmente. La resurrección de Cristo, prenda de nuestra resurrección futura Los primeros cristianos vivieron el anuncio pascual de la resurrección de Jesucristo como el contenido central de la Buena Noticia que desde entonces comenzó a difundirse: Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios hecho hombre, el Mesías, el Cristo -el consagrado por Dios Padre para realizar su designio de salvación en favor de toda la humanidad-, ha resucitado y está vivo, con una vida nueva que pertenece al orden de lo espiritual, y como Señor del universo ha querido hacernos partícipes de su resurrección de modo que también nosotros vivamos y seamos eternamente felices. Esta Buena Noticia constituye para nosotros una invitación a no quedándonos en lo terreno, que es transitorio. Tal es el sentido de la exhortación que hace san Pablo en la segunda lectura, tomada de su carta a los Colosenses, a poner la mirada en las realidades eternas, que son las de arriba, -teniendo en cuenta que la oposición arriba/abajo es una forma simbólica de hablar de la superioridad de lo espiritual sobre lo material, de lo eterno sobre lo efímero-. Vivamos entonces con gozo esta celebración pascual de la resurrección de Cristo, prenda de nuestra resurrección futura. Vivámosla con una alegría que manifieste nuestra fe y nuestra esperanza en que, a pesar de las experiencias dolorosas de violencia y destrucción que ensombrecen nuestra existencia y

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Participación en el Modelo de las Naciones Unidas – AISMUN 2015

Por: Martha Delgado – Coordinadora de Extensión Académica Del 11 al 14 de marzo, 12 estudiantes de 7° a 11° grado del Colegio San José participaron en la decimo primera versión del Modelo de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, organizado por el Colegio Altamira Internacional de Barranquilla en las instalaciones del Hotel Dann Carlton. El Modelo de las Naciones Unidas es una actividad académica en donde los y las estudiantes representan diplomáticos de los diferentes países miembros de la organización, debiendo capacitarse en temas inherentes a su cultura, política interior y exterior, economía y sociedad para debatir y resolver temas de tratamiento real en los órganos y comités de la ONU. Esta actividad favorece el crecimiento y la capacitación académica de los y las estudiantes, además facilita el desarrollo de habilidades como la oratoria, retórica y capacitad de negociar, que son útiles para la vida personal y profesional de quienes participan. Los estudiantes representaron al Estado de Israel, Estado de Japón y a Malaysia, en los comités titulados DISEC (Dissarmament and Security Committee), SOCHUM (Social and Humanitarian Committee), ECOSOC (Economic and Social Committee), LEGAL y Security Council. En estos comités debatieron, en español y en inglés, temas como “the situation in eastern Ukraine”, “cyber security”, “impacto del Estado Islámico en el Medio Oriente”, “eliminación de diferentes formas de discriminación”, “migración y desarrollo”, entre otros. Los y las estudiantes que participaron en este evento académico son: Juan Sebastián Lopez Salcedo 7°, Natalia Daniels Díaz 7°, María Fernanda Camacho Castrillo 7°, Estefanía Molinares Quintero 7°, Javier Ramírez Silva 8°, Daniel Grisales Gutierrez 8°, María Mercedes Barney Vergara 8°, Leidy Laura Celis Contreras 8°, Camila Rocha Arroyave 8°, Angelica Roncallo Egea 8°, Santiago Zapata Florez 10°, José Darío Consuegra Fontalvo 11°. Felicitamos a este grupo de estudiantes, ya que su preparación e interés por los temas desarrollados, se vio reflejado en su excelente desempeño durante el Modelo.

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EL MENSAJE DEL DOMINGO 29 MARZO 

EL MENSAJE DEL DOMINGO 29 DE MARZO Ciclo B – DOMINGO DE RAMOS Por: Gabriel Jaime Pérez, S.J. Cuando ya estaban cerca de Jerusalén, al aproximarse a los pueblos de Betfagé y Betania, en el Monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: -Vayan a la aldea que está enfrente, y al entrar en ella encontrarán un burro atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo. Y si alguien les pregunta por qué lo hacen, díganle que el Señor lo necesita y que en seguida lo devolverá. Fueron, pues, y encontraron el burro atado en la calle, junto a una puerta, y lo desataron. Algunos que estaban allí les preguntaron: ¿Qué hacen ustedes? ¿Por qué desatan el burro? Ellos contestaron lo que Jesús les había dicho, y los dejaron ir. Pusieron entonces sus capas sobre el burro, y se lo llevaron a Jesús. Y Jesús montó. Muchos tendían sus capas por el camino, y otros tendían ramas que habían cortado en el campo. Y tanto los que iban delante como los que iban detrás, gritaban: -¡Hosana! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que viene, el reino de nuestro padre David! ¡Hosana en las alturas! (Marcos 11, 1-10). La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos. Hoy el texto bíblico que antecede a la bendición de los ramos antes de la Misa para conmemorar la entrada de Jesús en Jerusalén es tomado del Evangelio según san Marcos (11, 1-10), y en la Misa se toma de este mismo evangelista el relato de la pasión (Marcos 14, 1-15, 47), precedido de la profecía de Isaías (50, 4-7), el Salmo 22 (21) y la carta de san Pablo a los Filipenses (2, 6-11). Centremos nuestra reflexión en tres temas que encontramos en los textos mencionados del Evangelio según san Marcos. “¡Hosana…! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” (Marcos 11, 9) La palabra hosanna, tomada del hebreo, quiere decir salva ahora, y se emplea como un saludo de aclamación. Jesús, a quien las gentes sencillas aclaman como el Mesías descendiente del rey David y que no entra arrogante como los guerreros sobre carros tirados por caballos, sino  manso y humilde sobre un asno. El Reino que ha anunciado es distinto de los de este mundo, y esto es lo que va a manifestarse en los acontecimientos de su pasión, que culminarán con el de su resurrección no como un hecho espectacular sino como una experiencia espiritual que sólo pueden reconocer quienes se abren con fe a la revelación de Dios. “Tomen, esto es mi cuerpo… Esto es mi sangre, con la que se confirma la alianza, sangre que es derramada a favor de muchos” (Marcos 14, 22-24) El relato de la pasión del Evangelio según San Marcos nos presenta, en la cena pascual que Jesús celebra con sus discípulos la noche del primer jueves santo, la institución de la Eucaristía como memorial del sacrificio redentor de Cristo que entrega su cuerpo y su sangre  para darnos vida eterna. Cada vez que participamos activamente en la santa Misa, se actualiza para nosotros y para toda la humanidad el acontecimiento de su misterio pascual: su pasión, muerte y resurrección. En este sentido, la Eucaristía es “el sacramento de nuestra fe” en el que anunciamos su muerte, proclamamos su resurrección y expresamos nuestra esperanza en su venida gloriosa a nosotros. Y también es el sacramento del amor: en Jesucristo, Dios hecho hombre que ofrece como sacrificio su cuerpo y su sangre, es decir, su propia vida, y nos alimenta con ella en la comunión, se nos ha revelado plenamente el Dios verdadero que es Amor y que nos invita a realizar también nosotros en nuestra vida lo que este sacramento significa. “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Marcos 15, 39) Estas palabras del centurión romano que los vio morir en la cruz, contrastan con las del Salmo que Jesús acababa de hacer suya antes de morir, manifestando así su anonadamiento total: “¡Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?”. También nosotros proclamamos de manera especial nuestro reconocimiento de Jesús como el Hijo de Dios cuando nos santiguamos con el signo de la santa cruz, con el cual expresamos nuestra identidad como seguidores de Cristo. El título “Hijo de Dios” se aplica a Jesús para indicar que se le reconoce como Dios. Lo mismo ocurre con el término “Señor”, que encontramos constantemente en el Nuevo Testamento, por ejemplo en la segunda lectura de hoy cuando el apóstol san Pablo dice, en la segunda lectura de la Misa de hoy (Filipenses 2, 6-11), que aquél que se despojó de la gloria de su divinidad para humillarse hasta la muerte de cruz como consecuencia de su solidaridad con las víctimas de la injusticia y  la violencia, fue exaltado como “Señor” del universo. Todo lo contrario al pecado original en los comienzos de la humanidad, que ha seguido y sigue sucediendo cuando el ser humano cae en la tentación de la soberbia, desconociendo su condición de creatura de Dios. Quienes creemos en Jesucristo como Hijo de Dios y Señor del universo, reconocemos que en Él se cumplen las profecías de los cuatro cantos o poemas del “Servidor de Yahvé” (el nombre de Dios en hebreo, con el cual se le había revelado a Moisés), escritos hace unos veinticinco siglos y que encontramos en el libro de Isaías. En el segundo poema, que corresponde a la primera lectura de la Misa de este domingo, el Servidor de Yahvé dice: “Yahvé me ha instruido para que yo consuele a los cansados con palabras de aliento” (Isaías 50, 4). Dispongámonos a celebrar esta Semana Santa con una fe tal que nos impulse a identificarnos con Jesús, en quien se nos revela el mismo Dios que se solidariza hasta las últimas consecuencias con el dolor humano, con todos los que están cansados de sufrir la injusticia y la violencia. Aclamémoslo no sólo como el que viene en el nombre del

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El Mensaje Del Domingo 22 De Marzo

V Domingo de Cuaresma – Ciclo B Por: Gabriel Jaime Pérez, S.J. En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: «Señor, quisiéramos ver a Jesús.» Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará. Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre.» Entonces vino una voz del cielo: «Lo he glorificado y volveré a glorificarlo.» La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel. Jesús tomó la palabra y dijo: «Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí.» Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir (Juan 12, 20-33). El episodio del Evangelio de hoy se sitúa en Jerusalén, en la proximidad de la fiesta de la Pascua, a la cual acudían personas provenientes de distintas naciones. La Palabra de Dios nos invita a disponernos para comprender desde la fe el sentido de lo que vamos a conmemorar en la Semana Santa: la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. 1.- “Queremos ver a Jesús” Los griegos del Evangelio quieren ver a Jesús porque desean conocerlo de cerca. Nosotros también necesitamos profundizar en nuestro conocimiento de Él, y esto sólo nos es posible cuando abrimos nuestras mentes y nuestros corazones para que Él mismo, Dios hecho hombre, nos enseñe el camino hacia la vida eterna. Y el camino que Él nos muestra es su propia vida entregada al cumplimiento de la voluntad de su Padre. Dios mismo se nos da a conocer en su Hijo Jesucristo, cumpliendo su promesa hecha a través del profeta Jeremías en la primera lectura de este domingo (Jeremías (31, 31-34): “Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: reconoce al Señor. Porque todos me conocerán…” (31, 34). Y para lograr nosotros este conocimiento, es necesaria nuestra renovación interior, la que pedimos cuando rezamos el salmo responsorial también de este domingo: Crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme [Salmo 51 (50)].                             2.- “Si el grano de trigo al caer en la tierra no muere…” La imagen de la semilla, que aparece constantemente en los Evangelios, es empleada por Jesús para referirse al Reino de Dios. En el Evangelio Jesús mismo se identifica con la semilla de trigo que se hunde en la tierra y muere para producir una abundante cosecha. La semilla tiene que morir para transformarse en la planta que hace posible el crecimiento de las espigas cargadas de granos, de los que proviene la harina que luego es amasada para convertirse en pan, en alimento que da vida. En el sacramento de la Eucaristía, memorial del sacrificio redentor de Jesucristo, el producto de la semilla de trigo se convierte para nosotros en signo de la vida eterna que Él nos comunica cuando recibimos como alimento espiritual su cuerpo glorioso, “pan de vida” (Juan 6, 35), expresando así, al comulgar, nuestra intención de identificarnos con Él, lo cual implica que estamos dispuestos a entregar también nuestra vida a su servicio, es decir, al servicio del Reino de Dios que es el reinado del Amor. 3.-  “Cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí” Cuando Jesús dice que va a ser levantado de la tierra, se refiere tanto a su muerte en la cruz como a su resurrección gloriosa. No podemos separar lo uno de lo otro, pues se trata del misterio pascual: el paso a una vida nueva a través de la pasión redentora. La parte final del pasaje evangélico de este último domingo de Cuaresma contiene una alusión anticipada a lo que sería su oración en el huerto la víspera de su pasión. En el Evangelio, Jesús dice ¡Siento en este momento una angustia terrible! ¿Y qué voy a decir? ¿Diré: “Padre, líbrame de esta angustia”? ¡Pero precisamente para esto he venido! En los otros tres Evangelios, la oración es similar: “Padre, si es posible, líbrame de este trago amargo, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”. A la misma oración se refiere la carta a los Hebreos en la segunda lectura de este domingo (Hebreos 5,7-9): Cristo… con voz fuerte y muchas lágrimas oró y suplicó a Dios, que tenía poder para librarlo de la muerte; y añade inmediatamente que por su obediencia, Dios lo escuchó, lo cual quiere decir que Dios Padre le respondió positivamente, no librándolo de la muerte, sino resucitándolo y glorificándolo después de ella, tal como lo había dicho la voz venida del cielo: “Ya lo he glorificado, y lo voy a glorificar otra vez” (Juan 12, 28). Dispongámonos nosotros a celebrar la Semana Santa de tal modo que, al identificarnos plenamente con Él poniéndonos al servicio del Reino de Dios, se realice también en nuestras vidas su misterio pascual, y se cumpla así en cada uno y cada una lo que ha dicho Jesús: “Donde yo esté, allí estará también quien me sirva”. Él, después

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Taller Ecológico En Aguada De Pablo Animado Por El Grupo Apostólico ASIS

Algunos miembros del grupo ASÍS y sus familias participaron en la Eucaristía y animaron un taller ecológico en la comunidad de Aguada de Pablo (parroquia de Manatí) el pasado domingo 8 de marzo. En esta comunidad hemos venido llevando a cabo los últimos años los Campamentos Misión y hemos podido evidenciar el deterioro ambiental que afecta a esta región. Con esta primera experiencia hemos querido fortalecer la preparación para el campamento misión de Semana Santa y nuestro compromiso ambiental como “Green building”. Felicitamos a las familias de los estudiantes Juan Camilo Maestre 6°, Daniel Grisales 8°, Giancarlo Geraldino 9°, Alberto Rueda 9°, Maria Camila Grisales 11° y Emanuel Urrutia 11°, quienes optaron por cambiar un domingo de descanso por una jornada de servicio a esta comunidad campesina.

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