Colegio San José Barranquilla

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Asamblea Nacional de CONACED

Los días 1 y 2 de abril estuvo participando el Rector del Colegio San José, P. Gabriel Jaime Pérez S.J., en la Asamblea Nacional de CONACED (Confederación Nacional Católica de Educación) celebrada en Bogotá. Asistió a ella como Presidente de la Federación Atlántico de dicha entidad, junto con el Vicepresidente, Hno. Yamil Paniagua, Rector del Instituto La Salle de Barranquilla. Ambos acaban de iniciar desde febrero del presente año el ejercicio de tales cargos, y fueron en este evento representantes de los colegios afiliados y vinculados a CONACED en la región atlanticense.  La Asamblea Nacional eligió como nuevo Presidente Nacional de CONACED al P. Mauricio Galeano, dominico, y fue elegido asimismo el nuevo Comité Ejecutivo Nacional. El Colegio San José agradece al P. José Leonardo Rincón SJ y al Comité Ejecutivo que lo acompañó en el desarrollo de su gestión como anterior Presidente, los servicios prestados a la Confederación. Igualmente les deseamos al P. Mauricio y al nuevo Comité los mejores éxitos y frutos de acuerdo con los propósitos de CONACED.

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Mensaje del domingo – Abril 6

EL MENSAJE DEL DOMINGO IV Domingo de Cuaresma – Ciclo A Por: Gabriel Jaime Pérez, S.J. En aquel tiempo, un cierto Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta, su hermana, había caído enfermo. María era la que ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera; el enfermo era su hermano Lázaro. Las hermanas mandaron recado a Jesús, diciendo: «Señor, tu amigo está enfermo.» Jesús, al oírlo, dijo: «Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.» Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba. Luego les dijo a sus discípulos: «Vamos otra vez a Judea.» Los discípulos le replicaron: «Maestro, hace poco intentaban apedrearte los judíos, ¿y vas a volver allí? » Jesús contestó: « ¿No tiene el día doce horas? Si uno camina de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si camina de noche, tropieza, porque le falta la luz.»  Dicho esto, añadió: «Lázaro, nuestro amigo, está dormido; voy a despertarlo.» Entonces le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se salvará.» Jesús se refería a su muerte; en cambio, ellos creyeron que hablaba del sueño natural. Entonces Jesús les replicó claramente: «Lázaro ha muerto, y me alegro por ustedes de que no hayamos estado allí, para que crean. Y ahora vamos a su casa.» Entonces Tomás, apodado el Mellizo, dijo a los demás discípulos: «Vamos también nosotros y muramos con él.» Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.» Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.» Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día.» Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?» Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»  Y dicho esto, fue a llamar a su hermana María, diciéndole en voz baja: «El Maestro está ahí y te llama.» Apenas lo oyó, se levantó y salió adonde estaba él; porque Jesús no había entrado todavía en la aldea, sino que estaba aún donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con ella en casa consolándola, al ver que María se levantaba y salía de prisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar allí. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo se echó a sus pies diciéndole: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano.» Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban, sollozó y, muy conmovido, preguntó: « ¿Dónde lo han enterrado?» Le contestaron: «Señor, ven a verlo.» Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: « ¡Cómo lo quería!» Pero algunos dijeron: «Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?» Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa. Dice Jesús: «Quiten la losa.» Marta, la hermana del muerto, le dice: «Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días.» Jesús le dice: « ¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?» Entonces quitaron la losa. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado.» Y dicho esto, gritó con voz potente «Lázaro, ven afuera.» El muerto salió, con los pies y las manos sujetos con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: «Desátenlo y déjenlo andar.» Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él (Juan 11, 1-45). La palabra de Dios nos invita a prepararnos para la Semana Santa situándonos en la perspectiva de la resurrección. Jesús sube con sus discípulos hacia Jerusalén y llega a Betania, a tres kilómetros de la ciudad donde va a ser condenado a morir en la cruz. El relato de la resucitación de Lázaro nos muestra varios aspectos de esta perspectiva esencial a nuestra fe, que nos abre a la esperanza en una vida futura. Reflexionemos sobre ellos teniendo en cuenta también las otras lecturas: la de un profeta que vivió entre los siglos VII y VI AC. (Ezequiel 37, 12-14), y la de la carta del apóstol san Pablo a los primeros cristianos de Roma en el siglo I de nuestra era (Romanos 8, 8-11). 1. Jesús nos muestra con su ejemplo cómo se debe compartir el dolor Uno de los rasgos característicos de Jesús en el Evangelio de Juan es el afecto especial que les tenía a sus amigos de Betania, los hermanos Lázaro, Marta y María. Jesús acude con sus discípulos a la casa de estos amigos suyos, por la que había pasado en sus viajes a Jerusalén, y comparte con Marta y María el dolor por el que están pasando. Es en los momentos difíciles cuando se muestra la verdadera amistad, y Jesús nos da un ejemplo claro de ello. Cuando lo ven llorar, los presentes dicen: ¡Cómo lo quería! Tanto entonces como hoy, existe una máxima machista que pretende negar a los varones el derecho a expresar con lágrimas sus sentimientos

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Mensaje del domingo – Marzo 23

EL MENSAJE DEL DOMINGO III Domingo de Cuaresma – Ciclo A Por: Gabriel Jaime Pérez, S.J.   En aquel tiempo llegó Jesús a un pueblo de Samaría llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José: allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba sentado junto al manantial.  Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaría a sacar agua, y Jesús le dice: “Dame de beber.” Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: “¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?” (porque los judíos no se tratan con los samaritanos). Jesús le contestó: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías y él te daría agua viva.” La mujer le dice: “Señor, si no tienes cubo y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?, ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo y de él bebieron él  sus hijos y sus ganados?” Jesús le contestó: “El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial del que surge la vida eterna.” La mujer le dice: “Señor, dame de esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla.” Él le dice: “Anda, llama a tu marido y vuelve.” La mujer le contesta: “No tengo marido.” Jesús le dice: “Tienes razón, no tienes marido; has tenido ya cinco y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad.” La mujer le dice: “Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto a Dios en este monte, y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén.” Jesús le dice: “Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte, ni en Jerusalén, ustedes darán culto al Padre. Ustedes dan culto a uno que no conocen; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, y ya esta aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.” La mujer le dice: “Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga él nos lo dirá todo.” Jesús le dice: “Yo soy, el que habla contigo.” […]  La mujer entonces dejó el cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente: “Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho: ¿será éste el Mesías?” Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él. […] Y en aquél pueblo muchos samaritanos creyeron en él por el testimonio que había dado la mujer: “Me ha dicho todo lo que he hecho”. Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: “Ya no creemos por lo que tú dices, nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo.” (Juan 4, 5-42). 1.- Jesús rompe las barreras que impiden la comunicación entre los seres humanos Uno de los rasgos característicos de Jesús en los Evangelios es su capacidad de entrar en contacto con las personas de cualquier condición, superando los obstáculos convencionales. En esta ocasión lo encontramos de paso por la región de Samaría, cuando se dirigía con sus discípulos hacia Jerusalén. Los samaritanos eran enemigos ancestrales de los judíos, por lo cual resultaba inconcebible que se hablaran. Jesús, sin importarle las barreras ni los prejuicios, conversa con una mujer samaritana, y además pecadora, enseñándonos así a tratar a los demás sin discriminaciones. Él muestra con su actitud que Dios nos ama no precisamente porque seamos “buenos”, sino porque necesitamos ser salvados. Y esto es lo que dice el apóstol san Pablo en la segunda lectura, tomada de su carta a la comunidad cristiana de Roma (Romanos 5, 1-2.5-8): “cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros”. 2.- Jesús nos indica cómo encontrar a Dios y tener una vivencia profunda de Él “Si conocieras el don de Dios…”. Esta frase de Jesús se dirige también hoy a cada persona como una invitación a tener una experiencia vital de su acción salvadora, significada en el sacramento del Bautismo. El signo central de este sacramento es el agua, evocada también en el relato de la primera lectura de este domingo acerca del manantial que Dios hizo brotar de una roca en el desierto para calmar la sed del pueblo que caminaba hacia la tierra prometida (Éxodo 17, 3-7). En el encuentro de Jesús con la samaritana, el agua viva a la que Él se refiere simboliza al Espíritu Santo, que hemos recibido en el Bautismo como “el amor de Dios derramado en nuestros corazones” del que nos habla el apóstol san Pablo en la segunda lectura (Romanos 5,5), y que se convierte para nosotros en “un manantial del que surge la vida eterna” (Juan 4, 14). “Yo soy, el que habla contigo.” En el Evangelio, las palabras Yo soy, dichas por Jesús, nos remiten al nombre con el que Dios se le había revelado a Moisés doce siglos antes: Yahvé, que traducido del hebreo quiere decir precisamente Yo soy, y forma parte del nombre del mismo Jesús, que significa originariamente en hebreo “Yo soy el que salva”. Por ello es especialmente significativo lo que los samaritanos afirman al decirle a su paisana que creen en Jesús ya no por lo que ella les ha contado de Él, sino porque ellos mismos lo han visto y oído: “y sabemos que

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Nombramientos de nuestro Rector

El Padre Gabriel Jaime Pérez S.J., Rector del Colegio San José de Barranquilla, ha sido designado a partir del año en curso Presidente de la Federación CONACED Atlántico, entidad que como integrante de la Confederación Nacional Católica de Educación en este Departamento, asocia a colegios católicos privados, adscribe a colegios oficiales administrados por entidades religiosas y afilia también a colegios laicos comprometidos con una filosofía educativa inspirada en el Evangelio y en el Magisterio de la Iglesia Católica. Así mismo el Arzobispo de Barranquilla, Monseñor Jairo Jaramillo Monsalve, designó recientemente al P. Gabriel Jaime Pérez como Vicario y Delegado para la vida Religiosa y Consagrada. Su compromiso y testimonio acompañarán esta misión Pastoral.​

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Mensaje del Domingo – Marzo 16

MENSAJE DEL DOMINGO II Domingo de Cuaresma   Por: Gabriel Jaime Pérez, S.J. Ciclo A – Marzo 16 de 2014   En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: -«Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: -«Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escúchenlo.»  Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: -«Levántense, no teman.» Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No cuenten a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.» (Mateo 17, 1-9). El mensaje que nos trae la palabra de Dios para este II Domingo de Cuaresma se centra en el tema de la fe. La primera lectura (Génesis 12, 1-4) nos muestra al patriarca Abraham como modelo del hombre creyente; el Evangelio (Mateo 17, 1-9) nos presenta  a Jesús transfigurado fortaleciendo la fe de sus discípulos; y el texto del apóstol san Pablo (2 Timoteo 1, 8-10) nos invita a tener fe en la fuerza que Dios nos da para no desfallecer a pesar de las dificultades que implica su seguimiento. 1.- La fe de Abraham, modelo del hombre creyente La historia de Abraham, nombre que en hebreo significa “padre de multitudes”-, narrada desde el capítulo 12 hasta el 25 del libro del Génesis, del Antiguo Testamento, es la de un hombre de fe que vivió en el siglo XIX antes de Cristo, y cuyos descendientes desarrollaron a partir de él la fe en un solo Dios, trascendente y creador del universo. Abraham sale de su patria, dejando atrás la ciudad pagana llamada Ur y situada en el país de Caldea -donde posteriormente iba a desarrollarse el imperio de Babilonia-, y emprende un camino hacia el futuro que el Señor le promete como un porvenir de felicidad, ofrecido a él y a su descendencia, como también a todos los seres humanos. También hoy cada persona es invitada por Dios a ponerse en camino hacia un futuro de felicidad, y este llamado se actualiza para cada cual cuando escucha su Palabra. Para responder positivamente a esta invitación hay que disponerse a recibir el don de la fe. Una fe que nos haga posible, como lo hizo Abraham, no sólo emprender, sino además recorrer con perseverancia el camino que Dios mismo nos muestra para alcanzar la meta prometida. 2.- Jesús transfigurado fortalece la fe de sus discípulos Inmediatamente antes del relato de la Transfiguración, Jesús les había dicho a sus discípulos que lo iban a matar y que al tercer día resucitaría (Mateo 16, 21), y luego les había hecho esta reflexión: “Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame” (Mateo 16, 24). El anuncio de su pasión y muerte, y la exhortación a tomar la cruz y estar dispuestos a entregar la vida a imitación de Él -no obstante la promesa de que iba a resucitar-, causaron en aquellos primeros discípulos un efecto de desaliento. Entonces, para animarlos y fortalecerlos en la fe, Jesús les manifiesta su gloria haciéndoles ver en forma luminosa lo que sería el acontecimiento pascual de su resurrección, e indicándoles que en Él se cumplirían las promesas contenidas en el Antiguo Testamento, específicamente en los textos bíblicos de la Ley y de los Profetas, simbolizados por las figuras de Moisés y Elías. También nosotros necesitamos que, en medio de la oscuridad de las circunstancias problemáticas de nuestra existencia, cuando nos sentimos abrumados por el peso de la cruz que a cada cual le corresponde cargar, el Señor se nos manifieste animándonos desde la fe, iluminándonos con su propia luz y dándonos la fuerza que necesitamos para no desfallecer en el camino de esta vida, que no es un camino de rosas sino un sendero en el que debemos afrontar con valor las situaciones difíciles que se nos presentan y esforzarnos por superarlas con su ayuda. Para que esto suceda, es preciso que busquemos espacios y aprovechemos los que se nos ofrecen, de modo que podamos oír en nuestro interior, en un clima de oración, la voz de Dios que nos dice, como a aquellos primeros discípulos de Jesús: “Este es mi Hijo predilecto: escúchenlo”. 3.- Jesús nos invita a confiar en Él  para vencer los temores La palabra de Dios en la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo dice que, así como ocurrió con los primeros discípulos de Jesús, también quienes ahora creemos en Él somos llamados con una “vocación santa”, y que este llamamiento es precisamente el que nos hace Jesucristo resucitado al invitarnos a seguirlo, ayudados por la fuerza de Dios que nos concede su gracia, la cual “se ha manifestado al aparecer nuestro Salvador Jesucristo, que destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal”. «Levántense, no teman.» Estas palabras de Jesús, pronunciadas inmediatamente después de su transfiguración, son también para nosotros. Él se nos acerca especialmente en la Eucaristía, alimentándonos con su propia vida resucitada y dándonos así la luz y la energía que necesitamos para recorrer sin desanimarnos, a pesar de las dificultades, el camino que Él mismo nos señala y que nos conduce a la felicidad verdadera, no sólo en esta vida sino también en la eterna, hacia la cual nos dirigimos con la esperanza que nos da la fe en la resurrección gloriosa de nuestro Señor Jesucristo, prenda de nuestra resurrección  futura.-

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Suspensión de la Misa Dominical

El Colegio San José informa que la Eucaristía que ha venido celebrándose en su Capilla Nuestra Señora del Camino los domingos a las 6:00 pm, queda suspendida a partir del domingo 26 de mayo y volverá a celebrarse nuevamente desde el domingo 18 de agosto, una vez iniciado el año lectivo 2013-2014.     Para descargar el comunicado oficial por parte de la Rectoría haga clic aquí

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Felicitaciones y reflexión en el Día del Maestro

 1. El sentido del “Día del Maestro” Nos hemos reunido para expresar el reconocimiento que se merece  la labor que desempeñan ustedes, queridos profesores y profesoras, en orden al cumplimiento de nuestra misión educativa, que en el marco de la pedagogía ignaciana nos señala como propósito indeclinable contribuir a la formación integral de personas con excelencia humana y académica, competencia y responsabilidad social. El 15 de mayo se conmemora la designación, proclamada en 1950 por el Papa Pío XII, de San Juan Bautista de la Salle (1652-1719) como el patrón universal de los maestros. Fue este un pedagogo francés  innovador para su época, fundador de la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, dedicada desde sus inicios a la educación de niños y jóvenes. Y en ese mismo año, la Presidencia de la República de Colombia declaró esta fecha como el Día del Maestro. Esta conmemoración varía su fecha dependiendo de cada país. Por ejemplo en Argentina y Chile se celebra el 11 de septiembre, el 13 de abril en Ecuador, y en Brasil el 15 de octubre. Todas estas fechas fueron  proclamadas en épocas y por motivos distintos, pero con un objetivo en común. Asimismo, el 5 de octubre fue elegido por la UNESCO para celebrar el Día del Maestro en el ámbito mundial, con el fin de reconocer la gran labor de quienes se comprometen con la educación y el crecimiento personal de ciudadanos honestos con sus responsabilidades y herramientas intelectuales para el desarrollo de su vida. Ustedes, queridos profesores (es decir, que “profesan” una disciplina o un campo del saber para compartirlo con sus estudiantes); ustedes, queridos educadores -que como tales están llamados a realizar el sentido más profundo del verbo “educar” (sacar lo mejor de sus alumnos y orientarlos o conducirlos hacia lo mejor); ustedes, queridos maestros -llamados a ser tales en el sentido más profundo del  vocablo latino “magister”, de cuya raíz lingüística “mag” se derivan también los conceptos de lo grande (“magnum) y lo mejor (a lo cual se refiere el “magis” de la espiritualidad y la pedagogía ignacianas)-, son la columna vertebral del Colegio,  porque, además de ser esencial e imprescindible su papel en los procesos conducentes a la formación integral de nuestros estudiantes, sin su trabajo no puede mantenerse en pie ni marchar adecuadamente nuestro proyecto educativo institucional en todas las dimensiones que lo constituyen. 2. El sentido de la verdadera sabiduría En el lenguaje bíblico, la sabiduría va mucho más allá del conocimiento, más allá de la ciencia, más allá de los saberes particulares. Sin dejar de reconocer el valor de éstos, conviene tener siempre presente que la misión del “maestro” es comunicar sabiduría, entendida y vivida ésta como el arte de conducir rectamente la propia vida para el logro de la realización plena de sí mismo y contribuir a la de los demás. En este sentido, la misión del profesor, del educador, del maestro, consiste, más allá de transmitir información cognoscitiva, en cooperar con sus discípulos o alumnos en la producción del conocimiento y en el desarrollo la conciencia crítica y constructivamente transformadora, a partir del cultivo y la promoción de los hábitos de profundizar en el reconocimiento y la elaboración interior del sentido de la realidad propi y la del contexto que le rodea. 3. Jesús, el “Maestro bueno” que nos enseña a amar y servir Jesús de Nazaret  se presenta en los Evangelios y es escuchado con admiración como Maestro, uno de los títulos que más frecuentemente emplean los evangelistas para referirse a Él. “Rabbí”, fue el apelativo con el cual sus primeros discípulos y discípulas expresaron el reconocimiento de lo que Jesús era y significaba para sus vidas. “Maestro bueno”, le llamaron quienes se sentían atraídos por sus palabras, sus actitudes y su vida dedicada a enseñar el camino que conduce a la verdadera sabiduría, a la auténtica felicidad. Pero, además de presentarse como Maestro, Jesús se aplica a sí mismo un texto profético del libro de Isaías (Lc 4, 14-21), definiendo claramente su misión en términos de comunicar una Buena Noticia que no se iba a quedar en palabras, sino que se manifestó en hechos concretos a lo largo de toda su actividad como el Maestro que combinaba con excelencia la orientación con la compasión, la enseñanza de la verdad con la disposición a comprender y perdonar la fragilidad de sus discípulos, y por encima de todo la exhortación a la práctica de la justicia y el amor con una opción preferencial por los excluidos y marginados, por los más débiles y necesitados. Queridos profesores, educadores, maestros: como los ojos de quienes veían y escuchaban a Jesús, asimismo todos los sentidos de nuestros estudiantes están fijos en cada uno y cada una de ustedes. Por eso, al tiempo que damos gracias a Dios, por lo que significan y son ustedes para el Colegio, pedimos al Señor sus luces y su gracia para que puedan dar, con la sabiduría que procede del Creador y con el testimonio de una vida dedicada a “en todo a amar y servir” -de acuerdo con la espiritualidad ignaciana-, la Buena Noticia que necesita nuestro país mediante el cumplimiento cabal de la misión educadora que Él mismo les ha confiado. Así sea. Gabriel Jaime Pérez Montoya, S.J.         

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Cambio en la Coordinación de Comunicaciones

Le informamos a la comunidad educativa que la Coordinadora de Comunicaciones, Beatriz Prada Villegas estará trabajando con nosotros hasta el  5 de abril de 2013, debido a su retiro voluntario para realizar actividades profesionales en otra institución. Le expresamos nuestra gratitud y reconocimiento por el trabajo que realizó en el Colegio y le deseamos todas las bendiciones del Señor en el cumplimiento de su nueva labor.  Asimismo, le damos la bienvenida a Indira Armella, Comunicadora Social de la  Universidad del Norte y Especialista en Gerencia de la Comunicación Organizacional por la misma Universidad, quien a partir del lunes 8 de abril ocupará el cargo de Coordinadora de Comunicaciones del Colegio. Le deseamos también  muchas bendiciones en el desempeño de este cargo.  

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