Por: Juan Pablo Rodriguez Sandoval, Coordinador Programa de Liderazgo Ignaciano CSJB.
¿Cómo educar en valores a nuestros jóvenes, cuando el valor que impera es la moneda? ¿Cómo formar gente de bien entre nuestros estudiantes, cuando éstos se encuentran sumergidos en contextos tan superficiales y plásticos? ¿Cómo fomentar un liderazgo positivo, auténtico y para el servicio, cuando todos tendemos a mirar siempre hacia nuestro propio ombligo? ¿Cómo anunciar el mensaje de amor y misericordia de Jesús a los adolescentes que experimentan tantos cambios en sus vidas y sus opciones de fe?
Estas y otras tantas inquietudes nos desafían permanentemente a quienes estamos involucrados en la Educación, y nos retan profundamente a quienes hacemos parte el equipo de Pastoral del Colegio San José. Y qué mejor manera de responder a ellas que poniendo en acción todas las capacidades y talentos que nuestros mismos jóvenes tienen. Es así como un grupo de estudiantes líderes de nuestro Colegio decidieron asumir el reto de ser Asesores de Pastoral y servir a sus compañeros más jóvenes en ese proceso de formación ignaciana y hacer su aporte para construir un mejor Colegio San José.
Para esta oportunidad, durante la pasada semana de Receso Escolar (Octubre 5 al 8 de 2015), estuvieron 31 estudiantes de los grados 6°, 7° y 8° recibiendo una formación teórico práctica por parte de un equipo de 10 asesores, entre los que destacamos el ejercicio de liderazgo de los siguientes jóvenes: María Mercedes Barney (9°), Gabriela Estupiñán (9°), Isabella Montecristo (11°), Jhon Hernández (11°), Harold Bovea (11°) y Nicolás Lanete (exalumno promoción 2014-2015).
Fueron cuatro días en la casa San Pablo (Salgar) muy especiales para cada uno de nosotros. Tanto asesores como cursantes tuvimos la oportunidad de ver el paso de Dios por nuestras vidas y reconocer el llamado que nos hace a transformar las realidades de injusticia que nos rodean a todos. A tomar las riendas de nuestras propias vidas y hacer nuestro aporte para la construcción de un mundo en paz.
Quedamos profundamente agradecidos con Dios quien ha estado grande con nosotros durante estos días, a las familias de los jóvenes cursantes quienes nos confiaron a sus hijos durante esta aventura y a sus todos los que ahora hacen parte de la FAMILIA LIFOLI XI por su generosidad y compromiso para hacer de este Curso Taller una experiencia inolvidable.
A.M.D.G.