Por: Vicky Chedrauy, Coordinadora de Grupos Apostólicos.
Padre Santo, tú me has enseñado que el fundamento de la reverencia y del servicio es la gratitud permanente. Por esto, quiero poner en tus manos como ofrenda, las siguientes dádivas: Lo vivido del 1 al 9 de junio en los Ejercicios Espirituales Ignacianos, al P. Alfredo Infante Silvera, SJ., al grupo de ejercitantes que estuvo conformado por ocho jesuitas, una religiosa y nueve laicos; a Regionalización y a la Pastoral del Colegio San José, por la invitación. También, al P. Carlos Franco Revelo, SJ y al personal de apoyo de Villa Claver, por habernos acogido con tantos detalles y amor.
Qué privilegio haber estado en Villa Claver, un espacio que invita a la trascendencia, a la comunicación contigo, Señor; a la contemplación para alcanzar amor; a responder a tanta gracia recibida, sintiendo en el corazón lo que musitan los labios: “Tomad, Señor y recibid, toda mi libertad, mi memoria y mi entendimiento…”
Qué detalle, Señor, has tenido conmigo, al recibirme en ese recinto para que vislumbrara las infinitas formas de amarte, en todas las cosas, personas y situaciones. Para discernir mi principio y fundamento, como una panorámica relacional y espiritual, buscando los medios y modos fraternales para alabarte, reverenciarte y servirte, Abba.
Gracias, Padre, porque en medio de tan exuberante vegetación, en gradación del verde al menos verde, se despeja el horizonte cósmico natural; ante la bella fauna, aves canoras, monos aulladores, palomas guarumeras y alegres guacharacas, se aclara el horizonte señorío de los bienes civilizatorios y como Dios Filial nos sigues haciendo la invitación para continuar ofreciendo nuestras vidas, para que haya vida y vida en abundancia.
Orando la síntesis de la vida, meditando el Padre Nuestro como el principio y fundamento de Jesús, realizando el cierre de los EEI y renovando la puerta de entrada para el servicio en el amor. Amén.