Del 3 al 20 de enero acudimos con una delegación de cinco estudiantes, el profesor John Jaime García y el P. José Rafael Garrido a la experiencia del Servicio Social que organiza anualmente el Colegio Javier de Panamá, desde hace más de cuarenta años.
Muy temprano, el 3 de enero partimos desde la capital de Panamá hacia la Provincia de Veraguas, distrito de Cañazas, donde nos unimos a esta gran experiencia en la que participan todos los estudiantes de último año del Colegio Javier con gran tradición y sentido de pertenencia. Allí unimos nuestras manos para hacer equipo con ellos en cuatro de los nueve campamentos en los que estaban alojados los estudiantes junto con profesores del plantel, compartiendo la vida y el trabajo durante dos semanas de las cuatro que dura su experiencia.
Durante esos días estuvimos construyendo con ellos algunos locales anexos a las capillas de las comunidades, entre sacristías y baños. Lo hacíamos sabiendo que nuestras manos unidas a las manos panameñas eran un auténtico signo silencioso de unión entre nuestros pueblos que tanto tienen un común, además de las difíciles realidades que afrontan nuestros campesinos e indígenas. Con ellos colaboramos esos días, sintiendo que nuestros esfuerzos en palear el cemento y hacer la mezcla eran superados por creces por sus manos tanto como su cariño y su calurosa acogida.
Hicimos nuevos amigos y dejamos allá en Panamá nuestro corazón. Ojalá haya una futura ocasión para ir a recuperarlo en tantos jóvenes y hermanos nuestros de las comunidades que aprendimos en esos días a valorar y a querer y que hoy recordamos llenos de agradecimiento. Sin duda fue una de las experiencias más significativas para Camilo, María José, Leidy, Isabela y René, los estudiantes que participaron, y para el Colegio San José la oportunidad de estrechar los lazos con un colegio tan cercano a nuestra cultura como a nuestro corazón, como es el Colegio Javier de Panamá.
Por José Rafael Garrido, S.J., Director de Pastoral del Colegio San José