Colegio San José Barranquilla

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El Mensaje del Domingo – 16 de diciembre

III Domingo de Adviento – Ciclo C P. Gabriel Jaime Pérez, S. J.                                             En aquel tiempo, al acercarse a Juan para recibir su bautismo, la gente le preguntaba: “¿Entonces qué debemos hacer?” Él contestó: “El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo”. Llegaron también a bautizarse unos publicanos o cobradores de impuestos y le preguntaron: “¿Maestro, qué debemos hacer nosotros?” El les contestó: “No exijan más de lo establecido”. Unos soldados le preguntaron: “¿Y qué debemos hacer nosotros?” El les contestó: “No hagan extorsión ni se aprovechen de nadie, sino conténtense con su salario”. El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías; él tomó la palabra y les dijo a todos: “Yo los bautizo a ustedes con agua; pero viene uno que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego; trae su aventador en la mano para limpiar el trigo y separarlo de la paja; guardará el trigo en su granero, pero quemará la paja en un fuego que nunca se apagará”. Añadiendo muchas otras cosas, exhortaba a la gente y anunciaba la Buena Noticia (Lucas 3,10-18). En el mensaje que para este tercer domingo de Adviento nos trae la Palabra de Dios (Sofonías 3,14-18; Cántico de Isaías 12, 2-6; Filipenses 4, 4-7; Lucas 3,10-18), podemos identificar tres notas características de lo que la Sagrada Escritura expresa como la Buena Noticia comunicada por Dios a toda la humanidad. Veamos cuáles son. 1. La Buena Noticia es que Dios en persona viene a salvarnos El término “eu-angelion”, que significa “buena noticia” o “buena nueva”, es empleado por primera vez, en la traducción griega del Antiguo Testamento, en un texto del libro de Isaías escrito hacia el siglo VI antes de Cristo. “¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz y trae buenas nuevas, que anuncia la salvación y dice a Sión: ‘¡Ya reina tu Dios’! ” (Isaías 52, 7). Unos seis siglos después de este texto del libro de Isaías, el mismo término es empleado por los escritos del Nuevo Testamento llamados precisamente Evangelios. Así san Marcos (1,1), al iniciar su relato, lo titula Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. San Mateo (4, 23), por su parte lo llama Evangelio del Reino, para indicar así que Jesús, como Dios hecho hombre, vino a salvar a la humanidad haciendo presente en la historia humana el “Reino delos Cielos”, que es lo mismo que decir “Reino de Dios”. Y cuando la palabra “Evangelio” aparece por primera vez en el de Lucas indicando el contenido de la predicación de Juan Bautista -como acabamos de escucharlo en el pasaje evangélico de este domingo-, lo que nos da a entender es que este contenido es, en definitiva, la persona de Jesús, cuyo nombre significa “Yahvé salva”, y quien constituye en sí mismo el cumplimiento y el contenido de los antiguos anuncios proféticos. 2. La Buena Noticia nos invita a estar siempre “alegres en el Señor” Lo que más resalta como elemento común en las lecturas bíblicas de este domingo es que la Buena Noticia proveniente de Dios es un motivo de alegría. En el pasaje del libro de Isaías anteriormente mencionado, como también en los otros textos bíblicos correspondientes a la primera lectura y al cántico responsorial,  la tónica predominante es una invitación al júbilo, al gozo por el acontecimiento de la liberación del destierro en Babilonia: “Regocíjate, grita de júbilo (…), alégrate de todo corazón” (primera lectura, del profeta Sofonías). “Sacarán aguas con gozo de las fuentes de la salvación…; griten jubilosos” (Cántico tomado del libro de Isaías). En el Nuevo Testamento, el motivo del gozo es la presencia salvadora de Jesucristo, a quien sus primeros discípulos reconocieron como “el Señor”: “Estén siempre alegres en el Señor; les repito, estén siempre alegres” (segunda lectura, de la carta a los Filipenses). En esta exhortación del apóstol Pablo hay dos detalles que caracterizan la alegría propia de quienes acogen debidamente la Buena Noticia: por una parte, se trata de una alegría en el Señor, que es la verdadera -no la falsa y aparente de quienes, alejándose de Dios, buscan satisfacer sus impulsos instintivos en los excesos del licor y de las pasiones materiales-; y por otra, es una alegría permanente, no fugaz como los goces mundanos que desconocen los valores espirituales. 3. La Buena Noticia nos invita a la renovación de la gracia recibida en el bautismo Juan distinguía entre el bautismo realizado por él y el que iba a realizar nuestro Señor Jesucristo. El de Juan era un rito que, como lo decía él mismo al responder a quienes le preguntaban qué debían hacer, implicaba la disposición a compartir lo que se tiene con los desposeídos, a obrar honradamente, a respetar a todas las personas y así estar preparados para recibir al Señor que viene. El bautismo de Jesús sería el sacramento o signo sensible del inicio de su acción salvadora y transformadora en cada persona que acogiera la Buena Noticia presente en Él, en sus enseñanzas y en su misma vida ordenada por entero al cumplimiento de la voluntad de Dios. Y el contenido de la voluntad de Dios es el mismo que indicaba Juan Bautista, pero ya no desde la expectativa del Salvador que vendrá, sino desde la fe en Jesucristo que en el sacramento del Bautismo nos ha comunicado su Espíritu y así nos hace posible compartir nuestros bienes con el pobre, reconocer eficazmente la dignidad y los derechos de todos y colaborar activamente en la construcción de la paz. En conclusión, acoger la Buena Noticia es acoger al propio Jesucristo en nuestra vida, lo cual exige de nosotros una disposición a dejarnos purificar de nuestro egoísmo y de nuestras inclinaciones desordenadas, dejando que actúe en

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Revista LINK: nuevo medio de comunicación del Colegio San José

A partir del mes de diciembre la comunidad Educativa del Colegio San José disfruta de un nuevo medio de comunicación: la Revista LINK San José. Con esta nueva publicación, que se puede leer de manera impresa o digital, y que está  planeada con una frecuencia trimestral, se quiere compartir toda la información noticiosa, de actividades, eventos y campañas que tienen relación con la Institución. La revista esta bajo la coordinación de la Oficina de Comunicaciones del Colegio y cuenta con el apoyo de un grupo de profesores, estudiantes y administrativos para la elaboración y construcción de contenidos. La versión impresa de LINK San José será distribuida a las familias, estudiantes, profesores y personal administrativo del Colegio, así como a instituciones educativas  y empresas más allegadas. La versión digital se puede consultar en la página web del Colegio www.colsanjose.edu.co en la sección de publicaciones. ¡Revista LINK San José, para mantenernos conectados! Para leer la primera edición de la Revista LINK haga clic aquí [book id=’2′ /]

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Concurso de Pesebres en Primaria

Para celebrar esta época de navidad como la gran familia que somos, la Coordinación de Pastoral de Primaria invito a cada una de los cursos a que participaran en un concurso de pesebres. Los estudiantes, profesores y padres de familia debían dejar volar la imaginación y hacer entre todos  el nacimiento de Jesús de una manera creativa. El comité organizador del concurso visitó cada salón de clases para apreciar los pesebres, el curso 5°C fue el ganador, el trabajo manual y en equipo se vio reflejado en cada uno de los personajes que elaboraron. Así mismo, cada curso se organizó para rezar la novena navideña como preparación para el nacimiento del Niño Dios, una familia de cada sección fue invitada para compartir con los estudiantes.  

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Personaje Chévere de Pastoral

El Personaje Chévere de Pastoral es el GRUPO MAESTRA Chévere por ayudarnos siempre con disponibilidad y entusiasmo en las actividades de pastoral y las del Colegio. Chévere por llevar de una lado para otro sillas, mesas, instrumentos musicales, materiales, elementos de aseo,  pero sobre todo por llevar siempre una sonrisa en sus rostros. Chévere porque con su labor en el Colegio hacen realidad nuestro lema: “en todo amar y servir”. Queridos Ana, Diana, Jennifer, Claudia, Yarley, Dairis, Sandra, Adolfo, Elieser, Edinson Carlos, Jairo, Adelis, Hernando, Napoleón mil gracias por la invaluable labor que realizan en nuestra Institución. Que Dios bendiga la vocación de servicio que los caracteriza.  

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Celebración del Sacramento de la Confirmación

Un grupo de estudiantes de undécimo grado asumieron voluntariamente su compromiso de fe en Cristo para dar testimonio de Él por medio del sacramento de la Confirmación. En compañía de sus padrinos, familiares y profesores, los estudiantes recibieron este sacramento de Monseñor Víctor Tamayo, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Barranquilla, quien presidió la celebración con el acompañamiento del P. Carlos Cardona SJ, Director Académico del Colegio.

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Equipo de voleibol campeón

Las estudiantes del equipo de voleibol femenino de la categoría Infantil Middle School del Colegio, resultaron campeonas en el Torneo de Navidad organizado por el Royal School del 26 de noviembre al 1 de diciembre. En el encuentro la estudiante de noveno grado, Maria Cecilia Ardila, también recibió el reconocimiento como la mejor jugadora del torneo. ¡Felicitaciones a todo el equipo de voleibol y que continúen con esa disciplina y compromiso!

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El Mensaje del Domingo – 9 de diciembre

II Domingo de Adviento – Ciclo C  Por: Gabriel Jaime Pérez, S.J.                                        En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene; en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: “Una voz clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus sendas;  todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado, lo tortuoso se hará recto y las asperezas serán caminos llanos. Y todos verán la salvación de Dios” (Lucas 3, 1-6).  1. Dios se comunica en la historia humana El Evangelio que acabamos de leer sitúa en una época específica de la historia humana el inicio de la predicación de Juan el Bautista, precursor de Jesús. El relato comienza haciendo referencia a la situación de dependencia política de la provincia de Judea, cuya capital era Jerusalén, sometida al imperio romano, para ubicar la acción de Juan que predicaba  en el desierto, a orillas del río Jordán: “un bautismo de conversión para el perdón de los pecados”. Recordemos que, en su significado ritual originario, bautizarse era sumergirse en el agua del río, que simboliza el torrente de la vida, para salir  vitalmente renovado. También hoy, en este preciso momento de la historia presente, en este tiempo litúrgico del Adviento, comenzando el último mes del año 212 y estando próximas las fiestas de Navidad, la palabra de Dios nos invita a reconocer la necesidad de convertirnos, rectificando nuestro comportamiento en todo lo que implica seguir el camino que nos conduce a Él, para que así se renueve en nosotros la vida espiritual que un día recibimos en nuestro bautismo. 2. “Preparen el camino del Señor” En nuestro lenguaje contemporáneo solemos emplear el término “voz que clama en el desierto” para referirnos a un  mensaje que nadie escucha o que no es tomado en cuenta. Sin embargo, el significado original de esta expresión, que el Evangelio toma del profeta Isaías (40, 3-5) para aplicarla a la predicación de Juan el Bautista en el desierto de Judea, es el de un anuncio que proviene de Dios y llega a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Tanto esta profecía de Isaías a la que hace alusión el Evangelio, como la evocada en la primera lectura (Baruc 5, 1-9), se habían escrito cinco siglos y medio antes de Jesucristo, cuando los judíos se preparaban para emprender el camino de regreso a Jerusalén después de su destierro en Babilonia. La liberación de aquel cautiverio en el que habían permanecido durante cuarenta años, fue precisamente el origen del Salmo 126 [125], que este domingo se propone como salmo responsorial y en el cual se expresa la esperanza en Dios, que para quienes sufren y se acogen a Él puede cambiar la tristeza en alegría, el llanto en canciones de gozo En el texto del profeta Baruc, es Dios mismo quien “ha ordenado que sean rebajados todo monte elevado y los collados eternos, y colmados los valles hasta allanar la tierra, para que Israel marche en seguro”. En el de Isaías, evocado por el Evangelio, hay una exhortación específica a que los beneficiarios de la acción liberadora de Dios colaboren activamente en la preparación del camino. En efecto, la traducción de este pasaje en la versión titulada “Biblia de Jerusalén” dice así: “Una voz clama: ‘En el desierto  abrid el camino a Yahvé, trazad en la estepa una calzada recta a nuestro Dios’…”. En todo caso, se trata de una imagen simbólica para indicar que el camino que conduce al reencuentro con Dios es necesario no sólo recorrerlo sino rehacerlo, allanando los senderos y enderezando lo torcido. Hoy diríamos, repitiendo el verso de los “Cantares” del poeta Antonio Machado, que tan bellamente llevó Joan Manuel Serrat a la música: “Caminante, no hay camino; se hace camino al andar”… 3. “Y todos verán la salvación de Dios” El texto del Evangelio de hoy termina con esta frase de la cita del profeta Isaías, que constituye una promesa para quienes efectivamente se dispongan a encontrarse con Dios, rectificando lo que hay que rectificar, corrigiendo lo que hay que corregir. “Ver la salvación de Dios” es, en el sentido más profundo de este texto bíblico, experimentar vitalmente su acción liberadora, que Él ha querido realizar por medio de Jesús, Dios hecho hombre, Hijo de Dios e Hijo del hombre -como Jesús mismo solía llamarse-, cuyo nacimiento nos disponemos a celebrar una vez más al terminar este año 2012. El tiempo litúrgico del Adviento en el cual nos encontramos no sólo se refiere a la primera venida de Jesús hace poco más de 20 siglos, sino que implica también una esperanza activa en su venida gloriosa y definitiva al final de los tiempos, que para cada uno de nosotros será el momento de nuestro encuentro con Él cuando pasemos a la eternidad. En la segunda lectura de este domingo (Filipenses 1, 4-6.8-11), el apóstol san Pablo les dice a los primeros cristianos de la ciudad de Filipos, ciudad situada en Macedonía, al norte de Grecia, unas palabras que también vienen dirigidas hoy a nosotros y que constituyen una plegaria a la cual podemos unirnos aquí y ahora: “Pido en mi oración que el amor de Cristo Jesús siga creciendo más y más en ustedes (…). Así podrán vivir una vida limpia y avanzar sin tropiezos hasta el día en que Cristo vuelva (…)”. Preparémonos, pues, para que en las fiestas de Navidad podamos realmente ver la salvación que quiere realizar el Señor en cada uno y cada una de

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