Colegio San José Barranquilla

Catolicismo

Preschool lived Easter! / ¡Preescolar vivió la Pascua de Resurrección!

Por: Equipo de Preescolar y Diana Quintero Acosta, Comunicadora y Promotora Institucional - Colegio San José On Wednesday April 24th, the CSJB preschool children celebrated Easter, presided by Father Alexander Narváez Valenzuela S.J., Pastoral Director of the Institution.  Kids prayed God and watched a video related to Jesus Resurrection. Finally, they presented an Easter acrostic.    ...............................................................................................................................................................................................................................................................   En la mañana del viernes 24 de abril, los niños del Preescolar del Colegio San José celebraron la Pascua, presidida por el padre Alexander Narváez Valenzuela S.J., Director de Pastoral de la Institución.    Los niños realizaron oraciones a Dios, observaron un video relacionado con la Resurrección de Jesús e hicieron un acróstico de Pascua.              

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Retiros espirituales de 11 A

Una bonita experiencia de amor de Dios en la propia vida vivieron nuestros estudiantes de 11 A que asistieron a retiros espirituales los días 18 y 19 de octubre, en las instalaciones del Seminario Juan XXIII de la Arquidiócesis de Barranquilla. Fueron días de oración, de encuentro consigo mismo, de crecimiento personal y espiritual a la luz de San Ignacio de Loyola.   Por: Maira Noda, Secretaria de Pastoral.

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EL MENSAJE DEL DOMINGO 5 DE ABRIL

EL MENSAJE DEL DOMINGO 5 DE ABRIL –  DOMINGO DE RESURRECCIÓN Por Gabriel Jaime Pérez SJ .  El primer día de Ila semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro; y vio quitada la piedra que tapaba la entrada. Entonces se fue corriendo a donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús quería mucho, y les dijo: -¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto! Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Los dos iban corriendo juntos; pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se agachó a mirar, y vio allí las vendas, pero no entró. Detrás de él llegó Simón Pedro, y entró en el sepulcro. Él también vio allí las vendas; y además vio que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó. Pues todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que resucitar (Juan 20, 1-9). La Pascua, el paso de la muerte a la vida, el acontecimiento de la Resurrección de Jesucristo es la más importante y alegre de todas las celebraciones de nuestra fe. Comienza en la noche del sábado santo con el rito del encendimiento del cirio pascual que representa a Jesús resucitado, luz del mundo, principio y fin de la historia -Alfa y Omega-. En la liturgia de esta misma noche, la bendición del agua evoca el sacramento del Bautismo por el cual hemos renacido a una vida nueva en Cristo, y la Eucaristía manifiesta la presencia real y la acción salvadora del Señor que nos alimenta espiritualmente con su vida resucitada. En la siguiente reflexión me referiré a las lecturas bíblicas de la Misa del Día correspondiente al Domingo de Resurrección: Hechos de los Apóstoles 10, 34-43, Carta de San Pablo a los Colosenses 3, 1-4 y Evangelio según san Juan 20, 1-9. Los discípulos de Jesús encuentran el sepulcro vacío Lo primero que experimentan los discípulos de Jesús después de su muerte es que no está allí donde han ido a buscar su cuerpo. “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”, dice María Magdalena. En todos los relatos relacionados con la resurrección de Cristo en los cuatro Evangelios, lo primero que se presenta es la experiencia del sepulcro vacío, y a su vez son las mujeres las primeras en notar esta ausencia, verificada luego por los demás discípulos. Ellas eran las que se habían encargado de embalsamar el cuerpo de Jesús, y no habían alcanzado a terminar su labor en la tarde del viernes por haber comenzado desde las seis el descanso sabático. El mensaje del sepulcro vacío consiste en una invitación a no buscar al Señor en la tumba, es decir, en el lugar destinado a los muertos, pues no está allí. Sólo se le puede encontrar en otra dimensión distinta de la física o material, y esto es precisamente lo que constituye el sentido de la fe de los primeros discípulos, expresada en la frase sugestiva del relato de Juan, “el otro discípulo” que, después de María Magdalena, llegó con Simón Pedro al sepulcro: “vio… y creyó”. ¿Qué vio? Un sudario, unas vendas y el sepulcro vacío. ¿Qué creyó? Lo que Jesús ya les había anunciado antes de su muerte: que iba a resucitar.        Jesucristo resucitado se manifiesta a sus discípulos  El libro de los Hechos de los Apóstoles, escrito por el mismo evangelista en el que hallamos la pregunta “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?” (Lucas 24, 5b), nos remite a la experiencia que tuvieron los primeros discípulos de Jesús, ya no de su ausencia del sepulcro, sino de su presencia resucitada: “Dios lo resucitó al tercer día e hizo que se nos apareciera a nosotros”, dice Simón Pedro en su discurso (1ª lectura). Esta experiencia se da especialmente en la celebración de la Eucaristía: “Nosotros comimos y bebimos con Él después de su resurrección”. Cuando los primeros discípulos de Jesús se reúnen para compartir el pan y el vino en memoria suya, experimentan su presencia resucitada, distinta de la física anterior a su muerte. Es una presencia espiritual que corresponde a una dimensión trascendente. Si bien la experiencia pascual de aquellos primeros discípulos tuvo unas características especiales, algo similar ocurre para nosotros cuando celebramos la Eucaristía: Jesucristo resucitado se hace presente en el sacramento de su cuerpo y sangre gloriosos, que nos alimenta espiritualmente. La resurrección de Cristo, prenda de nuestra resurrección futura Los primeros cristianos vivieron el anuncio pascual de la resurrección de Jesucristo como el contenido central de la Buena Noticia que desde entonces comenzó a difundirse: Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios hecho hombre, el Mesías, el Cristo -el consagrado por Dios Padre para realizar su designio de salvación en favor de toda la humanidad-, ha resucitado y está vivo, con una vida nueva que pertenece al orden de lo espiritual, y como Señor del universo ha querido hacernos partícipes de su resurrección de modo que también nosotros vivamos y seamos eternamente felices. Esta Buena Noticia constituye para nosotros una invitación a no quedándonos en lo terreno, que es transitorio. Tal es el sentido de la exhortación que hace san Pablo en la segunda lectura, tomada de su carta a los Colosenses, a poner la mirada en las realidades eternas, que son las de arriba, -teniendo en cuenta que la oposición arriba/abajo es una forma simbólica de hablar de la superioridad de lo espiritual sobre lo material, de lo eterno sobre lo efímero-. Vivamos entonces con gozo esta celebración pascual de la resurrección de Cristo, prenda de nuestra resurrección futura. Vivámosla con una alegría que manifieste nuestra fe y nuestra esperanza en que, a pesar de las experiencias dolorosas de violencia y destrucción que ensombrecen nuestra existencia y

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Mensaje del domingo – Marzo 30

EL MENSAJE DEL DOMINGO IV Domingo de Cuaresma – Ciclo A Por: Gabriel Jaime Pérez, S.J. Al pasar Jesús vio a un hombre que había nacido ciego. Sus discípulos le preguntaron: “Maestro, ¿por qué nació ciego este hombre? ¿Por el pecado de sus padres, o por su propio pecado?”Jesús les contestó:“Ni por su propio pecado ni por el de sus padres; fue para que en él se demuestre lo que Dios puede hacer”. Mientras es de día, tenemos que hacer el trabajo del que me envió; pues viene la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en este mundo, soy la luz del mundo”. Después de haber dicho esto, Jesús escupió en el suelo, hizo con la saliva un poco de lodo y se lo untó al ciego en los ojos. Luego le dijo:“Ve a lavarte al estanque de Siloé (que significa: «Enviado»)”.El ciego fue y se lavó, y cuando regresó ya podía ver. Los vecinos y los que antes lo habían visto pedir limosna se preguntaban: “¿No es éste el que se sentaba a pedir limosna?”Unos decían:“Sí, es él.” Otros decían:“No, no es él, aunque se le parece.”Pero él mismo decía:“Sí, yo soy”.Entonces le preguntaron:“¿Y cómo es que ahora puedes ver?” Él les contestó: “Ese hombre que se llama Jesús hizo lodo, me lo untó en los ojos, y me dijo: «Ve al estanque de Siloé, y lávate». Yo fui, y en cuanto me lavé, pude ver”.Entonces le preguntaron: “¿Dónde está ese hombre?”Y él les dijo:“No lo sé”.  El día en que Jesús hizo el lodo y devolvió la vista al ciego era sábado. Por eso llevaron ante los fariseos al que había sido ciego, 15 y ellos le preguntaron cómo era que ya podía ver. Y él les contestó:“Me puso lodo en los ojos, me lavé, y ahora veo”.Algunos fariseos dijeron: “El que hizo esto no puede ser de Dios, porque no respeta el sábado”.Pero otros decían: “¿Cómo puede hacer estas señales milagrosas, si es pecador?”De manera que hubo división entre ellos, y volvieron a preguntarle al que antes era ciego:“Puesto que te ha dado la vista, ¿qué dices de él?”Él contestó:“Yo digo que es un profeta”.Pero los judíos no quisieron creer que había sido ciego y que ahora podía ver, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron:“¿Es éste su hijo? ¿Declaran ustedes que nació ciego? ¿Cómo es que ahora puede ver?”  Sus padres contestaron:“Sabemos que éste es nuestro hijo, y que nació ciego;  pero no sabemos cómo es que ahora puede ver, ni tampoco sabemos quién le dio la vista. Pregúntenselo a él; ya es mayor de edad, y él mismo puede darles razón”.Sus padres dijeron esto por miedo, pues los judíos se habían puesto de acuerdo para expulsar de la sinagoga a cualquiera que reconociera que Jesús era el Mesías. Por eso dijeron sus padres: «Pregúntenselo a él, que ya es mayor de edad».Los judíos volvieron a llamar al que había sido ciego, y le dijeron:“Dinos la verdad delante de Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es pecador”.Él les contestó “Si es pecador, no lo sé. Lo que sí sé es que yo era ciego y ahora veo”.Volvieron a preguntarle:“¿Qué te hizo? ¿Qué hizo para darte la vista”?Les contestó:“Ya se lo he dicho, pero no me hacen caso. ¿Por qué quieren que se lo repita? ¿Es que también ustedes quieren seguirlo?”Entonces lo insultaron, y le dijeron:“Tú serás discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés. Y sabemos que Dios le habló a Moisés, pero de ése no sabemos ni siquiera de dónde ha salido”.El hombre les contestó:“¡Qué cosa tan rara! Ustedes no saben de dónde ha salido, y en cambio a mí me ha dado la vista. Bien sabemos que Dios no escucha a los pecadores; solamente escucha a los que lo adoran y hacen su voluntad. Nunca se ha oído decir de nadie que diera la vista a una persona que nació ciega. Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada”.Le dijeron entonces:“Tú, que naciste lleno de pecado, ¿quieres darnos lecciones a nosotros?”Y lo expulsaron de la sinagoga.  Jesús oyó decir que habían expulsado al ciego; y cuando se encontró con él, le preguntó:“¿Crees tú en el Hijo del hombre?”  Él le dijo:Señor, dime quién es, para que yo crea en él”.  Jesús le contestó:“Ya lo has visto: soy yo, con quien estás hablando”.Entonces el hombre se puso de rodillas delante de Jesús, y le dijo:“Creo, Señor”.Luego dijo Jesús: “Yo he venido a este mundo para hacer juicio, para que los ciegos vean y para que los que ven se vuelvan ciegos”.Algunos fariseos que estaban con él, al oír esto, le preguntaron:“¿Acaso nosotros también somos ciegos?”Jesús les contestó:“Si ustedes fueran ciegos, no tendrían culpa de sus pecados. Pero como dicen que ven, son culpables”. (Juan 9, 1-41). 1.- Dios se nos revela en Jesucristo, “luz del mundo”  La luz es un referente bíblico frecuente. En el Antiguo Testamento, es lo primero que Dios crea; una columna de fuego ilumina de noche al pueblo caminante en el desierto; el salmo 23 dice: Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo; los profetas se refieren al Mesías prometido con la imagen de la luz; en los libros sapienciales la sabiduría es luz que vence las tinieblas de la ignorancia; y en el Nuevo Testamento, especialmente en el Evangelio de Juan, es un tema central. Este Evangelio (Juan 9, 1-41)  relata la curación de un ciego de nacimiento durante la Fiesta de las Tiendas, que se celebraba anualmente en Jerusalén. Las carpas evocaban el camino por el desierto, y con antorchas se velaba cantando y danzando. Al iniciar aquella fiesta Jesús había proclamado: Yo soy la luz del mundo; quien me siga no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida (Juan 8, 12). Ahora, inmediatamente antes de curar al ciego, les dice a sus discípulos: Yo soy la luz del mundo. 2.- Jesús nos ilumina para que reconozcamos su acción salvadora En el relato de la elección

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