Colegio San José Barranquilla

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Dirección de Pastoral CSJB

Diácono José Rafael Garrido SJ Es barranquillero desde hace 31 años y jesuita desde hace 13. José Rafael tuvo su formación escolar en el Colegio San Ignacio de Medellín y en el Colegio San José, donde estudió en el año 1997. Tras haberse graduado de bachiller en Medellín, ingresa a la Compañía de Jesús y, después de los dos años de noviciado en Medellín,  realiza sus estudios humanísticos y obtiene en el año 2005  la Licenciatura Filosofía en la Universidad Javeriana de Bogotá. Luego de estos estudios  hizo su etapa formativa de Magisterio en el Colegio San José, donde se desempeñó como profesor de los estudiantes en Filosofía, Música y Geografía, y como acompañante grupal. Posteriormente es enviado en el año 2010 a realizar sus estudios de Teología en la Pontificia Universidad Católica, en Santiago de Chile,  los cuales finalizó en mayo de 2013. Durante los dos meses siguientes  estuvo en la Misión de San Ignacio de Moxos, en la Amazonía Boliviana, como cooperador de la parroquia y profesor en el Centro de Música del lugar. Allí recibió la noticia de su destino a Barranquilla. El 31 de julio recibió la Ordenación Diaconal de manos de Monseñor Juan Vicente Córdoba, S.J., Obispo de Fontibón, y actualmente se encuentra en  Barranquilla iniciando su misión en el Colegio San José como el nuevo Director del Área de Pastoral. ¡Bienvenido!

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Nuevas colaboradoras en el Colegio

 Damos la bienvenida a las nuevas colaboradoras del Colegio San José: Marina Dugand González, licenciada en Educación Infantil, es la nueva  Subdirectora de Primaria desde el  9 de agosto. Adriana González Franco es psicóloga, especialista  en Gerencia de Recursos Humanos y ocupa el cargo de Coordinadora de Gestión Humana desde el pasado 5 de agosto. Muchos éxitos en su nueva labor y esperamos que se sientan como en casa.  

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Encuentro de las áreas académicas de ACODESI

En la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia en Bogotá, durante la semana del 22 al 26 de julio, se realizó el Encuentro  de Coordinadores de las Áreas Académicas de los Colegios de ACODESI, contando también con la participación  de representantes de los colegios de Fe y Alegría en el país. El propósito fundamental de la reunión fue la construcción de los saberes básicos de la red, buscando responder, aún más,  a la misión de la Compañía de Jesús que se explicita en la apuesta por la equidad y la justicia. Hasta el momento, la estructura de la propuesta educativa cuenta con el modelo pedagógico del Paradigma Pedagógico Ignaciano, los instrumentos de la educación personalizada y la definición de los Planes Integrados de cada una de las Áreas del conocimiento. A través de la definición de los saberes básicos en cada una de las áreas del conocimiento,  en cada grado escolar, se quiere explicitar los “saberes” que la institución se compromete a desarrollar en los estudiantes, puesto que es allí donde se cimenta lo fundamental, lo no negociable del proceso de enseñanza-aprendizaje de la propuesta. Con ello se busca garantizar que todos los estudiantes tengan las mismas posibilidades de acceder a tales aprendizajes. De esta forma se realizaron las  jornadas por áreas con el fin de dar paso a esta construcción. Se inició por la contrastación y comparación  de los estándares del Ministerio de Educación Nacional con los subprocesos que plantea cada uno de los PIA (Plan Integrado de Área) de las diez áreas académicas. No sólo se cumplieron las metas trazadas, como unánimemente se expresó, sino que se superaron con creces al contar hoy con una formulación de los saberes en casi todas las áreas académicas del plan de estudios. Así mismo, en  horas de la noche del martes 23 y miércoles 24 se llevó a cabo el concurso ACODESI TIENE TALENTO, en el cual los distintos grupos de profesores mostraron sus galas, dando cuenta de sus habilidades y talentos artísticos. Grupos de baile, de canto y poesía. La comparsa de baile Muestra del Carnaval de Barranquilla del Instituto y Colegio San José obtuvo el segundo lugar. Fuente: Alejandra Fernández Vega Asistente Académica ACODESI      

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El Mensaje del Domingo – 11 de agosto

Domingo XIX del Tiempo Ordinario – Ciclo C Por: Gabriel Jaime Pérez, S.J.                   En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: -No tengan miedo, ovejas mías; ustedes son pocos, pero el Padre, en su bondad ha decidido darles el Reino. Vendan lo que tienen y den a los necesitados; procúrense bolsas que no se hagan viejas, riqueza sin fin en el cielo, donde el ladrón no puede entrar ni la polilla destruir. Porque donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón. Tengan puesta la ropa de trabajo y sus lámparas encendidas. Sean como empleados que esperan que su señor regrese de la boda, para abrirle apenas llegue y toque la puerta. ¡Felices los servidores a quienes el dueño encuentre velando a su llegada! Les aseguro que él mismo se pondrá el delantal, los hará sentar a la mesa y les servirá uno por uno. Dichosos ellos si los encuentra despiertos aunque llegue a la medianoche o de madrugada. Y sepan ustedes esto: si el dueño de la casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, ustedes entienden que se mantendría despierto y no le dejaría romper el muro. Estén también ustedes preparados, porque a la hora menos pensada vendrá el Hijo del Hombre. Pedro le preguntó: -Señor, ¿dijiste esta parábola para nosotros, o para todos? El Señor le respondió: -¿Quién es el administrador fiel y atento, a quien el amo ha puesto al frente de sus empleados para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el servidor a quien su señor, al llegar, lo encuentre cumpliendo con su deber. Les aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el administrador, pensando que su señor tarda en llegar, comienza a maltratar a los otros empleados y a las empleadas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse, el día que menos lo espere y a una hora que no sabe, llegará su señor y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El servidor que sabe lo que su señor quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá(Lucas 12, 32-48). El tema central de este pasaje del Evangelio consiste en la exhortación que el Señor les hace a sus discípulos a estar preparados para cuando llegue el momento del encuentro definitivo con Dios en la eternidad. Esta exhortación, que es también para nosotros, la hace Jesús empleando varias comparaciones. Reflexionemos sobre ella, para que aquel momento que en el Evangelio es designado “la venida del Hijo del Hombre” no nos sorprenda descuidados. Y hagámoslo sin miedo, animados por la fe en Dios y la esperanza en su promesa de felicidad plena y sin fin. Porque también hoy Jesús nos dice a nosotros, como en aquel tiempo al pequeño grupo de sus primeros discípulos: “No tengan miedo…” 1. Donde está tu tesoro, allí también estará tu corazón Jesús les había dicho en otra ocasión a sus discípulos que el Reino de Dios es semejante a un tesoro escondido en un campo que, quien lo encuentra, lo esconde de nuevo, vende todo lo que tiene y compra el campo (Mateo 13, 44). Así, pues, cuando Él emplea la imagen del tesoro está refiriéndose precisamente a la diferencia entre el Reino de Dios, que tiene un valor infinito, y las riquezas materiales, que son pasajeras. Si lo más valioso para nosotros es lo material, allí estarán nuestros afectos, allí estará nuestro corazón, hasta sacrificar los demás valores -familiares, sociales y espirituales- en función de aquello que consideramos más importante. En cambio, si reconocemos que los bienes materiales son sólo medios en función de lograr el fin para el que fuimos creados y que consiste en ser plena y eternamente felices, y que este fin sólo lo alcanzamos disponiéndonos en todo a amar y servir a Dios amando y sirviendo a nuestros hermanos, en especial a los más necesitados, habremos hallado el tesoro que verdaderamente vale más que todas las riquezas terrenas. Y es en este tesoro espiritual en el que debe estar nuestro corazón.    2. ¡Felices los servidores a quienes el dueño encuentre velando a su llegada! La imagen del servidor es inmensamente significativa. En el mismo Evangelio según san Lucas, Jesús les diría a sus discípulos al compartir con ellos la última cena antes de su pasión y muerte en la cruz: “Yo estoy en medio de ustedes como el que sirve” (Lucas 22, 27). Y esto ocurre precisamente cuando sus discípulos se ponen a discutir sobre quién de ellos es más importante. En este mismo contexto podemos entender lo que Jesús nos dice hoy en la parábola de los servidores vigilantes: ¡Felices los servidores a quienes el dueño encuentre velando a su llegada! Les aseguro que él mismo se pondrá el delantal, los hará sentar a la mesa y les servirá uno por uno. Y al volver sobre el tema en su respuesta a la pregunta de Pedro (Señor, ¿dijiste esta parábola para nosotros, o para todos?), el Señor toma como figura la relación entre los empleados y el dueño de una hacienda. Si nos fijamos en la parte final de la respuesta de Jesús a Pedro en el Evangelio, podríamos considerar bastante cruel el comportamiento de un patrón que castiga a sus servidores que se han portado mal dándoles azotes. Pero Jesús simplemente está empleando una figura, sin juzgar si es o no correcto el comportamiento del dueño de la hacienda. Lo que importa es la enseñanza de fondo, que aparece en la frase final de Jesús: “Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá”. 3.  Si el dueño de la casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón (…) Esta comparación empleada por Jesús se relaciona muy significativamente con la del tesoro donde debe estar nuestro corazón. El verdadero tesoro que le

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Taller “Incidencia Política y Comunicación”

Con la presencia de 40 personas se llevó a cabo el taller “Incidencia Política y Comunicación”, durante los días 1 y 2 de agosto en las instalaciones del Colegio San Bartolomé La Merced, Bogotá. Liderado por la Oficina de Apostolados con el apoyo de la Fundación Amar y Servir, el taller brindó a los comunicadores y webmasters de las obras de la Compañía de Jesús a nivel nacional y a los delegados de las regiones Antioquia, Bogotá, Santander, Magdalena Medio, Caribe, Eje Cafetero, Valle del Cauca y Nariño, los conceptos básicos sobre la incidencia política y su importancia para la misión de la Compañía. En el evento, se realizaron algunos ejercicios prácticos que permitieron a los asistentes, identificar temas, posibles estrategias y planes de trabajo que serán de gran utilidad para el proceso que se adelanta en cada una de las regiones. Igualmente se presentaron algunas experiencias significativas sobre incidencia adelantadas por la Compañía y algunas de sus obras a nivel nacional e internacional, las cuales han generado un impacto positivo a favor de la sociedad y el medio ambiente.  

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El Mensaje del Domingo – 30 de junio

Domingo XIII del Tiempo Ordinario – Ciclo C Por: Gabriel Jaime Pérez, S.J.                        Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús había de subir al cielo, emprendió con valor su viaje a Jerusalén. Envió por delante mensajeros, que fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque se daban cuenta de que se dirigía a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: -Señor, ¿quieres que ordenemos que baje fuego del cielo, y que acabe con ellos? Pero Jesús se volvió y los reprendió. Luego se fueron a otra aldea.  Mientras iban de camino, un hombre le dijo a Jesús: -Señor, deseo seguirte a dondequiera que vayas. Jesús le contestó: -Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza. Jesús le dijo a otro: -Sígueme. Pero él respondió: -Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre. Jesús le contestó: -Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve y anuncia el reino de Dios. Otro le dijo: -Señor, quiero seguirte, pero primero déjame ir a despedirme de los de mi casa. Jesús le contestó: -El que pone la mano en el arado y sigue mirando atrás, no sirve para el reino de Dios (Lucas 9, 51-62). Este pasaje del Evangelio nos propone una reflexión sobre las condiciones que exige el seguimiento de Jesús. Veamos cuáles son esas condiciones, teniendo en cuenta también las otras lecturas bíblicas de este domingo [1 Reyes 19, 16b.19-21; Salmo 16 (15); Carta de Pablo a los Gálatas 5, 1.13-18]. 1.“¿Quieres que ordenemos que baje fuego del cielo, y que acabe con ellos?”    La primera condición para seguir a Jesús es la actitud de tolerancia, opuesta diametralmente al fanatismo. El relato del Evangelio nos presenta a Jesús caminando con sus discípulos de norte a sur, es decir, desde la región de Galilea hacia la provincia de Judea, cuya capital era Jerusalén. Para llegar a esta ciudad tenían que pasar por el país de Samaria, cuyos pobladores, los llamados “samaritanos”, eran enemigos de los judíos. La reacción de Santiago y Juan, que en los evangelios son apodados “los hijos del trueno” seguramente por los impulsos de su temperamento primario pero también precisamente por aquello de querer que cayera un rayo sobre los samaritanos que no  habían querido recibir a Jesús, es ni más ni menos la misma de los fanáticos religiosos, que consideran que su causa tiene que triunfar mediante la destrucción o eliminación de quienes se les opongan. Esta actitud intransigente e intolerante, que tiene mucho en común con las posiciones políticas extremas -sean de “izquierda” o de “derecha”-, existen por desgracia en todas las religiones, como también en todos los grupos sectarios que se consideran a sí mismos como los buenos y santos, y conciben a Dios como un juez castigador y destructor de aquellos a quienes ellos consideran los malos y pecadores. La actitud de Jesús, que con su ejemplo nos revela cómo es y como actúa Dios, es totalmente contraria al fanatismo intolerante. Revisemos entonces cuál es nuestro grado de tolerancia o de intolerancia, y saquemos nuestras propias conclusiones si de verdad queremos ser coherentes con nuestra opción de ser auténticos seguidores de Cristo. ¿Aceptamos la diferencia de pensamientos y opiniones? ¿O somos intransigentes porque nos creemos los “buenos” y consideramos “malos” a quienes no piensan como nosotros?  2.“El Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza” Una segunda condición del seguimiento de Jesús es el desapego, consistente en la disposición a no vivir instalados. Ser discípulo de Cristo exige no apegarse a las comodidades materiales y tener la fortaleza necesaria para asumir las dificultades y los sacrificios que implica cumplir la voluntad de Dios, que es voluntad de amor mostrada más en las obras que en las palabras. Esta disposición va en contra de la tentación del facilismo, tan característica de la mentalidad de quienes quieren el éxito sin esfuerzos, el dinero sin trabajo, las comodidades y los placeres propios de una existencia esclavizada por el culto a lo material. El verdadero seguidor de Jesús, por el contrario, es un ser libre de la esclavitud del egoísmo que impide realizar la ley del amor, tal como nos lo dice el apóstol san Pablo en la segunda lectura: “Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud.Ustedes, hermanos, han sido llamados a la libertad. Pero no usen esta libertad para dar rienda suelta a sus instintos. Más bien sírvanse los unos a los otros por amor. Porque toda la ley se resume en este solo mandato: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Gálatas 5, 1. 13-14). Preguntémonos: ¿Tengo la disposición de asumir el esfuerzo que implica seguir a Jesús, con la libertad propia de quien no se deja atar por los apegos o afectos desordenados? ¿Cuáles son en mi caso esos apegos, esos afectos que me impiden seguir libremente a Jesucristo, y por lo mismo me impiden amar de verdad? 3.“El que empuña el arado y mira para atrás no sirve para el Reino de Dios” La tercera condición es no dejarse enredar por lo que pueda impedir la perseverancia en el camino emprendido. En contraste con lo que cuenta el relato de la primera lectura refiriéndose a la vocación profética de Eliseo para seguir como discípulo al profeta Elías (1 Reyes 19, 16b.19-21), a primera vista parece desconsiderado lo que le dice Jesús a quien le pide ir primero a enterrar a su padre, o al otro que quiere ir a despedirse de su familia. Sin embargo, lo que el Evangelio pretende resaltar es la radicalidad que implica la decisión prioritaria de seguir a Cristo: el Señor está por encima de todo, incluso de la propia familia, a la cual podría estar uno tan apegado que los lazos de parentesco le impidan seguirlo con

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